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Por: Roberto Morejón
El proyecto invasor organizado por la CIA, Agencia Central de Inteligencia, de Estados Unidos, aprobado por el presidente Dwight Eisenhower un año atrás, sufrió un duro revés cuando el 19 de abril de 1961 los cubanos rubricaban la victoria de Playa Girón.
Por ese balneario, en el suroccidente de Cuba, se concretó el aplastante triunfo del ejército rebelde, la policía y las milicias contra una brigada de mercenarios, respaldados por la logística de la potencia del Norte.
El propósito de la invasión militar era formar una cabeza de playa para establecer un gobierno provisional, el cual solicitaría el reconocimiento y la intervención de Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos.
Hoy, cuando se conmemora el aniversario 64 de aquella victoria, los cubanos evocan lo que fue una hazaña, pues en menos de 72 horas Estados Unidos recibió su primera gran derrota militar en América.
En opinión del líder histórico Fidel Castro, quien se puso al frente de los combatientes que enfrentaron a los mercenarios, la victoria de Girón pertenece a la historia de la Revolución.
Es así al igual que el 26 de julio, el primero de enero, el 13 de marzo y el dos de diciembre, todas fechas ligadas a la última etapa de la lucha por la liberación.
Expertos indicaron que los estrategas del Pentágono calcularon mal la dignidad, moral y espíritu del pueblo de la mayor de las Antillas.
Los inquilinos de la Casa Blanca, entre ellos John F Kennedy, junto a la ultraderecha de la emigración auguraron que una agresión de ese tipo sería respaldada por la población, pero fue lo contrario.
La respuesta del pueblo unido junto a los combatientes del ejército y la policía se concretó en un escenario harto difícil por las reiteradas provocaciones, atentados, sabotajes y otras escaramuzas lanzadas contra la Revolución triunfante en 1959.
Fidel Castro recordó que el país estaba rodeado por escuadras de la potencia del Norte, de ahí la importancia de no dar ni un paso atrás y asestar el revés a los forajidos, objetivo logrado en 72 horas.
Después de aquel triunfo, indicativo de que los cubanos tenían la voluntad de defenderse con las armas, se inició una etapa de fortalecimiento y el socialismo quedó perfilado como brújula.
Hoy los cubanos resisten nuevas formas de agresión, renovadas durante la naciente administración de Donald Trump, teniendo como punta de lanza al secretario de Estado, Marco Rubio, favorecido por congresistas de alegado origen cubano.
La enseñanza de aquella gesta, la de no descuidar la unidad, se mantiene vital.