Las tensiones entre Moscú y la OTAN, escalaron el pasado lunes, después que el Kremlin afirmara que la Alianza Atlántica, está “de facto” en guerra con Rusia. “La OTAN está en guerra con Rusia. Esto es obvio y no requiere de pruebas adicionales”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, durante su habitual rueda de prensa telefónica. Según explicó, la ayuda militar directa e indirecta que Occidente brinda a Ucrania, constituye una participación activa en el conflicto armado.
Estas afirmaciones llegan en medio de un repunte de la tensión en Europa del Este, luego de que supuestos drones rusos aparecieran en el espacio aéreo de Polonia la semana pasada. Aunque Moscú no ha confirmado ni negado oficialmente su responsabilidad, se ha mostrado dispuesto a investigar lo ocurrido, asegurando que, “no busca una escalada” militar.
Por su parte, el ex presidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, lanzó una nueva advertencia desde su canal de Telegram.
“La implementación de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania por parte de la OTAN, junto con el derribo de nuestros drones, significaría una guerra de la OTAN con Rusia”, escribió, calificando la propuesta impulsada desde Kiev como “provocadora” y dirigida por “idiotas”.
La reacción rusa se produce tras el anuncio del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sobre la operación, ‘Centinela Oriental’, una iniciativa para reforzar la defensa del flanco oriental de la Alianza. La operación contará con el despliegue de cazas, F-16, Rafale y Eurofighter, así como buques de guerra, por parte de países como Dinamarca, Francia, Alemania y el Reino Unido.
La actual escalada verbal y militar entre Rusia y Occidente, se produce tras la cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin, celebrada en Alaska el pasado 15 de agosto. La reunión marcó la primera visita de Putin a suelo estadounidense desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022 y fue vista más como un gesto simbólico que como un giro diplomático real.
En respuesta, Trump, endureció su posición con los aliados de la OTAN y les exigió que cesaran la compra de petróleo ruso y que impusieran aranceles de hasta el 100 % a China, a menos que Pekín dejara de adquirir crudo del Kremlin. Al mismo tiempo, en Bielorrusia y Rusia, se desarrollan los ejercicios militares conjuntos, Zapad‑2025, con armamento avanzado, incluyendo sistemas hipersónicos y posibles misiles nucleares, Oreshnik, movimiento de fuerzas cerca de la frontera polaca y despliegue de unidades elitistas rusas, como señales de advertencia.
Un dato inusual fue la presencia de oficiales militares de EEUU, observando los ejercicios, Zapad‑2025, lo que aumenta la confusión diplomática: por ser la primera vez que tal representación estadounidense se registra en maniobras rusas.