El presidente de Estados Unidos ordenó la ejecución extrajudicial de decenas de personas porque presuntamente trasladaban drogas hacia la potencia norteña y con ese mismo pretexto tiene bajo amenaza militar a varios países, entre ellos Venezuela y Colombia.
Curiosamente, no menciona como un patrocinador del narcotráfico a Ecuador, país donde es conocida la presencia de grupos criminales que desde las prisiones manejan este oscuro negocio y pelean entre ellas por el control de territorios y rutas destinadas al trasiego de estupefacientes.
No es un secreto que dos bandas, los Choneros y los Lobos, manejan el sistema penitenciario en el país de la mitad del mundo y desde allí dirigen los caminos de la droga, pero hasta hoy Trump no ha dicho que va a sancionar, menos a deponer, al presidente Daniel Noboa, lo que resulta al menos extraño.
¿Será, quizás, porque Noboa se pliega a sus caprichos, al contrario de lo que hacen Nicolás Maduro o Gustavo Petro?
Pero hay más aún: el que pretende ser el líder mundial, o por lo menos continental, de la lucha contra los estupefacientes, indultó a un notorio narcotraficante, condenado por los mismos tribunales estadounidenses.
Ya habrán imaginado ustedes, amigos, que me refiero al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien convirtió a la nación centroamericana en un narcoestado, donde las instituciones no estaban para controlar el crimen, sino para facilitar sus acciones.
JOH, como es conocido, gobernó durante dos períodos consecutivos, entre 2014 y 2022, y para lograrlo violó la Constitución, sin que el ministerio de Colonias de Estados Unidos, la desprestigiada OEA, siquiera pestañeara.
Durante ese tiempo, Honduras se convirtió en una pasarela de drogas hacia el norte, bajo la protección del ejército y la policía, y los testigos que declararon en el juicio contra Hernández en un tribunal de Estados Unidos revelaron cómo se enriqueció mirando hacia otra parte.
Fue vencido en el proceso judicial, declarado culpable y condenado a 45 años de prisión por conspiración, narcotráfico y trasiego ilegal de armas.
En eso llegó el “bondadoso” Trump, lo indultó y lo puso en libertad en menos de 48 horas utilizando su poder presidencial. Para algunos se trata de una señal contradictoria, pero en realidad está bastante claro que al jefe de la Casa Blanca le importan muy poco las drogas que por décadas entran a su país. Lo que él busca es otra cosa: las enormes riquezas naturales que hay en nuestra región para apuntalar su maltrecha economía y plantar su hegemonía bajo las doctrinas Monroe y del destino manifiesto.
Y cierro con un atento y gratuito recordatorio para los Bukele, Noboa, Miley y el paraguayo Santiago Peña, entre otros: ojo, Estados Unidos no tiene, nunca ha tenido, amigos, solo tiene intereses.
