Por: Guillermo Alvarado

Familiares de los 44 miembros de la tripulación del submarino argentino San Juan, desaparecido en el Atlántico sur desde el 15 de noviembre pasado, decidieron organizar en las redes sociales una colecta destinada a recaudar los fondos necesarios y pagar a una empresa privada para localizar los restos de la nave y descubrir cuál fue la causa de la tragedia.

La búsqueda por mar y aire, donde participaron 12 países, no dieron resultado alguno y se mantiene la incertidumbre sobre el destino del sumergible y los marinos que estaban a bordo.

La única explicación que dio el gobierno fue que el día de la desaparición se detectó una explosión que habría destruido el navío, pero cuyas causas se desconocen.

Este informe provocó un gran descontento entre los familiares de las víctimas, porque evidentemente se sabía desde el primer momento que ocurrió ese evento, pero se mantuvo silencio durante varios días y se insistió en la versión de un eventual problema con las baterías, así como un corto circuito.

Los datos concretos son que el San Juan partió de su base habitual de Mar del Plata con rumbo a la ciudad de Ushuaia, ubicada a mil 99 millas al sur, unos dos mil kilómetros a vuelo de pájaro, para una misión de reconocimiento de 35 días.

Debía volver a su lugar de salida el 20 de noviembre, pero 5 días antes a las 7 horas 30 minutos, hora local, se perdió todo contacto.

En ese momento se realizaban en esa zona maniobras militares con tropas estadounidenses y de otros países, no autorizadas por el Congreso argentino como manda la Constitución, tema sobre el cual el gobierno de Mauricio Macri ha guardado obstinado silencio.

No se descarta que la causa de la explosión esté vinculada con estos ejercicios, extremo que podría confirmarse cuando se encuentren los restos del submarino y se hagan los análisis correspondientes.

El San Juan, de 65 metros de largo y 7 de ancho, es uno de los tres sumergibles con que cuenta la marina de la República Argentina, junto al Santa Cruz y el Salta, y se construyó en Alemania en 1983, hace ya 35 años, si bien fue sometido a reparaciones en 2007 y 2014 para prolongar su vida útil.

Los familiares anunciaron la apertura de la colecta, que debe reunir al menos 250 mil dólares, después que la administración de Macri suspendió una licitación pública destinada a permitir que empresas particulares participaran en la búsqueda.

A cambio de la licitación, el gobierno ofreció una recompensa de cinco millones de dólares a quien de información concreta sobre el paradero de los restos del San Juan.

De acuerdo con los parientes de los marineros, no se trata ya de una colecta por la vida, pero si por la verdad, para saber de una vez por todas que fue lo sucedido, conocer en realidad qué hacía la nave en el extremo sur del Atlántico y deslindar las responsabilidades sobre la tragedia, si las hubiera.