Administración estadounidense insiste en revertir anterior acercamiento a Cuba

Editado por Maite González Martínez
2018-06-18 09:31:22

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Por: Roberto Morejón

El mes de junio trajo la conmemoración del primer año del inicio oficial de la caprichosa y arbitraria reversión del proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, por el presidente Donald Trump.

El gobernante informó el 16 de junio de 2017 sobre la eliminación de avances alcanzados en los vínculos durante la administración del expresidente Barack Obama.

En la última fase de ese mandato, las autoridades cubanas y estadounidenses llegaron a firmar 22 acuerdos provechosos.

Fue así a pesar de las profundas diferencias que decidieron abordar en encuentros periódicos, en busca de la normalización de los nexos.

En un decepcionante show publicitario en Miami con la asistencia de cavernícolas representantes de la emigración cubana, Trump comenzó oficialmente el rumbo hacia el deterioro de los nexos con la nación caribeña.

El más grave paso para consumar ese propósito reprobado por significativos sectores de la sociedad estadounidense tuvo lugar cuando la Casa Blanca utilizó como pretexto aludidos incidentes de salud de su personal diplomático en Cuba.

Después de minuciosas investigaciones, las autoridades cubanas NO encontraron evidencias de lo que una parte de la prensa estadounidense suele llamar infundadamente “agresiones sonoras”.

El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores reiteró su invariable compromiso de cooperar con los funcionarios de Estados Unidos para esclarecer lo ocurrido, pero la otra parte NO ayuda.

A pesar de NO demostrar la relación de los presuntos sucesos de salud en el exterior con ataques o acciones deliberadas, el gobierno estadounidense redujo su personal en La Habana y conminó a Cuba a imitarlo.

Hoy son notables las dificultades para viajar y sostener los pocos lazos mantenidos por la actual administración después de la reversión del proceso de normalización de los vínculos.

Todo ello a pesar del esfuerzo de varios legisladores, empresarios agrícolas y de Estados de la Unión para reimpulsar la colaboración.

A un año de la extravagante exhibición en un teatro de Miami en la que Trump manipuló groseramente la historia de Cuba en medio del frenesí de extremistas oriundos del país caribeño, se divisan señales cada vez más injerencistas de la administración de turno.

Como la del secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, quien en la OEA instó recientemente a apoyar a los jóvenes en el archipiélago caribeño.

El trasfondo de esa “ayuda” es guiarlos para subvertir el orden interno en Cuba, una jugada emprendida antes y coronada con el fracaso.

La administración Trump persiste en la naufragada táctica del hostigamiento para asfixiar al sistema político en Cuba.



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