De nuevo bajo la amenaza nuclear

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-08-21 09:51:34

Pinterest
Telegram
Linkedin
WhatsApp
Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

A pocos días de abandonar el tratado de control de misiles nucleares de medio alcance, INF por sus siglas en inglés, Estados Unidos realizó una prueba atómica en la isla de San Nicolás, frente a las costas de California, lo que abre para la humanidad una nueva carrera armamentista que podría acarrear lamentables consecuencias.

Durante varios meses Washington y Moscú mantuvieron un estira y afloja en torno a ese pacto, que prohibía las pruebas de cohetes con un alcance de entre 500 y 5 mil 500 kilómetros, independientemente de si fuesen diseñados para portar ojivas nucleares o no.

El tratado fue firmado en 1987 por los líderes de Estados Unidos y la entonces Uniòn Soviètica, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, respectivamente, y tenía como propósito evitar la proliferación de este tipo de armas, cuyo número en aquel entonces ya era suficiente para destruir varias veces nuestro planeta.

Parecía que terminada la guerra fría con la desaparición del campo socialista europeo nuestra especie podría entrar en una era de cierta tranquilidad, pero el imperio norteño y sus principales aliados siempre se las arreglaron para nutrir sus arsenales y modernizarlos, mientras utilizaban las amenazas y chantajes para evitar que otros países pudiesen desarrollar la tecnología nuclear, aunque fuese con fines pacíficos.

La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y un equipo de feroces halcones nos metió de nuevo en una zona de peligro atómico y los acontecimientos así lo han demostrado.

Igual que se inventaron los inexistentes ataques sónicos contra sus diplomáticos en La Habana para justificar el incremento de agresiones contra Cuba y borrar los adelantos que se lograron durante la anterior administración para normalizar en lo posible las relaciones mutuas, comenzaron a fabricar supuestas violaciones por Rusia del tratado INF.

Finalmente Trump denunció el acuerdo y salió definitivamente de él en los primeros días de agosto y el 19 de este mes realizó su primer ensayo.

Salta a la vista que es imposible en ese breve tiempo hacer todos los preparativos para un evento de esta naturaleza, lo que demuestra que desde hacía por lo menos un año la Casa Blanca venía organizando la prueba y, por lo tanto, violando ese pacto.

A pesar de los llamados a la cordura de Rusia y China, ya el presidente Trump estaba dispuesto a tirar a la basura cualquier medida que limitase la fabricación de más y mejores armas de destrucción masiva.

Pero el riesgo no es sólo la existencia de nuevos misiles. Las pruebas que se hacen son en sí mismas un grave peligro y la muestra es que en los miles de ensayos que Estados Unidos hizo de 1951 a 1973, en su territorio o fuera de él, murieron como consecuencia de la radiación entre 340 mil y 690 mil civiles.

El estudio del economista Keith Meyers, de la Universidad de Arizona, incluye los efectos residuales de la radiación, que se transmiten a los humanos incluso por la leche de vacas que pastan en terrenos contaminados y luego causan diversos tipos de cáncer, por lo general mortales.

Así que ya lo saben amigos, estamos de lleno en la carrera armentísta y varios pasos más cerca del holocausto nuclear. Buena suerte.



Comentarios


Deja un comentario
Todos los campos son requeridos
No será publicado
captcha challenge
up