Por María Josefina Arce

En junio de 2009 el entonces presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, fue depuesto por un golpe de estado. Diez años después la nación centroamericana sigue inmersa en problemas políticos, económicos y sociales que se agravan cada vez más.

La asonada golpista vino aparejada de una ola de represión contra el pueblo hondureño, de inestabilidad económica, aumento de la pobreza, de la violencia, los asesinatos selectivos y la emigración.

Honduras es hoy una de las naciones más pobres del área. Más de sesenta por ciento de su población se encuentra en esa condición y gran parte de los hondureños económicamente activos están desempleados, ante la falta de políticas gubernamentales que generen puestos de trabajo.

En el país centroamericano impera un modelo económico fallido, el neoliberal, que beneficia únicamente a una élite minoritaria, mientras el resto de la población se encuentra totalmente excluida y sumida en la miseria.

Un modelo reforzado por la llegada a la presidencia en 2014 de Juan Orlando Hernández, quien maniobró y no respetó la constitución para posibilitar su reelección cuatro años después.

Pero el gobierno de Hernández ha estado salpicado por escándalos de uso indebido de fondos y vínculos con el narcotráfico. Su nombre salió a la luz en el juicio que se siguió en territorio norteamericano contra su hermano Antonio Hernández, declarado culpable de narcotráfico, porte y uso de armas y mentir a las autoridades.

En el proceso se conoció que el actual gobernante hondureño recibió fondos de narcotraficantes para financiar sus campañas electorales, comprar votos de diputados y alcanzar la presidencia del Congreso y luego del país.

La situación es bien tensa en estos momentos. Al conocerse el veredicto judicial los hondureños salieron a las calles para demandar la salida del gobierno de Hernández, un reclamo que va cobrando fuerza con los días.

En las últimas horas fuerzas políticas de oposición de Honduras crearon una coalición con el objetivo de sacar del poder al presidente y han llamado a manifestaciones de protesta en todo el territorio nacional.

La Coalición expresó que la permanencia de Juan Orlando Hernández al frente del Estado, es ya insostenible e inaceptable, por su vinculación a múltiples actos criminales, que van desde el saqueo del Estado hasta la protección de bandas criminales que han acabado con la vida de millares de hondureños.

Honduras necesita un cambio. Es alta la corrupción de su sistema político, numerosos los problemas económicos y sociales, que hacen mella cada día en la mayoría de la población, que se merece un presente y un futuro mejor.