Lenin Moreno, un peón del imperio

Editado por Maite González Martínez
2019-11-13 08:00:37

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El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo y el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, en Guayaquil. 20 julio 2019. (Foto/AFP)

Si algunas dudas quedaban de que el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, actúa bajo las órdenes de Estados Unidos, como un obediente peón de Washington, fueron disipadas por completo por decisiones absurdas, pero muy peligrosas, tomadas por ese gobierno en las últimas horas.

Cuando México, haciendo gala de sus honorables tradiciones humanitarias y de política internacional, fue al rescate de Evo Morales en Bolivia, fue el ejecutivo de Ecuador uno de los que se opuso a que el avión que transportaba al líder indígena surcara el espacio aéreo del país, poniendo así más dificultades a esa operación.

¿Será que Moreno le tiene tanto miedo a Evo, que no lo quiere ni siquiera en el cielo ecuatoriano, o será que simplemente acató una llamada hecha desde el norte?

En mi opinión fueron las dos cosas las que lo llevaron a avergonzar a su nación ante la comunidad internacional.

Pero no habían transcurrido muchas horas cuando la volvió a hacer, declarando roto unilateralmente el convenio de salud con Cuba, que tantos beneficios ha dado a los ciudadanos más necesitados de su país.

El señor Moreno no puede alegar ignorancia. Cuando el era una persona decente y actuaba como vicepresidente de Rafael Correa coordinó y fue testigo de primera mano del humanismo, abnegación y elevada calidad profesional de los especialistas cubanos que recorrieron el país para detectar personas con discapacidades físicas o intelectuales durante la misión Manuela Espejo.

Sabe, asimismo, que en las clínicas oftalmológicas creadas en Ecuador unas 184 mil personas de escasos recursos recibieron el milagro de recobrar o mejorar la visión, sin que les costara un solo centavo.

Al acatar esta otra orden de la Casa Blanca, Lenin Moreno no le está haciendo daño a Cuba, como él y sus patrones creen. Está dañando, y mucho, a su propio pueblo, al que le niega la posibilidad de recibir atención médica de calidad en los más remotos lugares del territorio, a donde nunca han ido, ni irán los profesionales ecuatorianos.

No sé cuánto ni qué le hayan ofrecido por romper este acuerdo, o si lo hizo sólo para complacer a los que le dictan la agenda del día, pero como sea no me cabe la menor duda de que cometió un gravísimo error.

Ya antes de estas tropelías había demostrado que no es un hombre de palabra. Cuando tuvo que batirse en retirada por las masivas protestas contra un programa de ajuste neoliberal, salvó los muebles derogando el decreto que lo amparaba y prometió un proceso de negociaciones para resolver la crisis.

Lo que ha hecho es todo lo contrario, pues metió a la cárcel a dirigentes del movimiento Revolución Ciudadana y ahora amenaza con lo mismo a líderes indígenas por haber participado en las protestas. Al mismo tiempo mandó al Congreso otro paquete con todas las imposiciones del FMI.

Según Dante Alighieri, los mentirosos van al infierno, pero los traidores tienen un lugar especial, justo al lado mismo de Lucifer. Si alguien tiene por allí un ejemplar de la bellísima traducción que de La Divina Comedia hizo Bartolomé Mitre, que se la preste a Lenin Moreno, a ver si aprende algo. FIN



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