Por: Roberto Morejón
Agentes del orden en la oriental Santiago de Cuba protegieron la integridad física del presunto autor de la atroz violación de una niña, suceso que despertó la ira popular y vislumbró el linchamiento del bandido.
Ante un acto tan repudiable como inusitado en Cuba, varias personas intentaron aplicar la justicia por sus manos.
Ignoraron la vigencia de leyes que garantizan el ejercicio del Código Penal de acuerdo con la magnitud del delito y los antecedentes del presunto culpable.
Videos colgados en redes sociales permiten observar a ciudadanos que la emprenden contra una heroica agente del orden, por resguardar al señalado como violador.
La uniformada, ayudada por colegas, cumplió con las normas y leyes vigentes en un país civilizado donde la seguridad de todos debe prevalecer.
En Cuba, solo los tribunales pueden determinar la responsabilidad penal y aplicar las sentencias correspondientes.
Si en Estados Unidos, llamado el paladín de la democracia, una turba arremete contra policías seguramente estos disparan, como ya ha ocurrido.
Recuérdese que afroestadounidenses sufrieron represión solo por suponer que portaban un arma, sin comprobar si era verdad.
NO puede pasar lo mismo en Cuba, de ahí las críticas justificadas a quienes en las redes sociales y plataformas contrarrevolucionarias conminaron a los ciudadanos a atacar a la policía porque ---supuestamente— libraba de inculpaciones al sospechoso de la violación.
El individuo fue apresado como era oportuno y conducido a centros de investigación bajo los procedimientos reglamentarios, y luego confesó su crimen, reportó la prensa local.
Nadie en Cuba puede dudar que los tribunales aplicarán el peso de la ley por delito tan abominable.
De acuerdo con los informes, también los cuerpos competentes investigan los hechos que derivaron en acciones injustificables contra la paz de la comunidad.
La indisciplina social y la acometida contra el personal facultado para velar por el sosiego colectivo conspiran contra los principios del proyecto social vigente.
Lo acontecido en Santiago de Cuba reafirma el papel positivo desempeñado aquí por los cuerpos encomendados de preservar la tranquilidad ciudadana.
Así es a pesar de las burdas y mentirosas campañas en una parte de la prensa y en sitios virtuales subversivos, que atribuyen a esas fuerzas supuestas acciones alejadas de los estándares internacionales.
