Por: Guillermo Alvarado
Alemania y Estonia, en su calidad de miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, presentaron un nuevo proyecto para declarar una tregua temporal en todos los conflictos armados activos en el mundo y dedicar los esfuerzos a combatir la pandemia de Covid-19.
Se trata de una nueva oportunidad para la paz, luego de que la anterior impulsada por Francia y Túnez fuese vetada por Estados Unidos el 8 de mayo, con el absurdo pretexto de que en ella se mencionaba a la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Washington, recordemos, retiró su aporte al presupuesto de la institución, a la que acusó de avisar de manera tardía sobre los peligros del nuevo coronavirus y propiciar de esta manera su rápida expansión por el territorio norteamericano, excusa falsa a todas luces.
Justo cuando la OMS advirtió sobre la amenaza del virus en todo el mundo, el presidente Donald Trump insistía en que la situación estaba bajo control y que no hacía falta adoptar ninguna medida contra la Covid-19.
El nuevo texto evita mencionar a cualquier entidad y se centra en el apoyo a un llamado que hizo el secretario general de la ONU, Antonio Gutérrez, para declarar un cese al fuego con motivo de la enfermedad.
Todavía no existe una fecha para una eventual votación, aunque se espera que el trámite sea expedito y no se presente ninguna amenaza de veto.
Recientes estadísticas indican que hay más de cuatro millones de enfermos en el planeta y se está cerca de la cifra de 300 mil fallecidos, sin que se prevea ningún retroceso significativo en estos números en los próximos días.
A pesar de estos datos, los conflictos armados no han cesado y más bien hay síntomas de recrudecimiento, como ocurre en Afganistán, Yemen o Libia.
En el primero de estos países hubo 40 muertos y decenas de heridos tras ataques perpetrados hace pocas horas contra un hospital materno, administrado por la organización Médicos sin Fronteras, y el funeral de un comandante de la policía en la provincia de Nangarhar.
Estonia, país que ocupa la presidencia temporal del Consejo de Seguridad, dijo por medio de su embajador Sven Jürgenson, que es una vergüenza para ese organismo no poder cumplir con su responsabilidad en medio de una crisis sanitaria que amenaza a todos.
Es una nueva oportunidad para que las potencias mundiales, que encabezan también el gasto militar global, demuestren si existe un compromiso con la humanidad o seguirán primando rastreros intereses hegemónicos, aupados por los mercaderes de armas y muerte, que ven con temor un eventual estallido de la paz a nivel mundial.
