Añoranza por el Iguazú

Editado por Maite González Martínez
2020-05-21 08:20:54

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Foto / BioBioChile.

Por: Roberto Morejón

El declive del turismo mundial a causa del obligado distanciamiento social por el nuevo coronavirus, colocó en situación inédita a sitios tan espectaculares como las Cataratas del Iguazú.

Esos saltos de agua constituyen  patrimonios naturales de la Humanidad para orgullo de Argentina y Brasil, pues se empinan en el límite entre la provincia de Misiones y el estado de Paraná.

Con flora y fauna singulares, la frondosidad de grandes helechos y copas de árboles que parecen estar a punto de caer al abismo, las Cataratas del Iguazú implican una fiesta a la vista, hoy no apreciada porque los visitantes brillan por su ausencia desde el inicio de la cuarentena por la COVID-19.

Para colmo, las cascadas tienen 5 veces menos caudal de agua de lo habitual a causa de la sequía en la región.

La soledad del Iguazú se antoja como un símbolo de la suerte del turismo mundial en tiempos de pandemia.

Setenta y dos por ciento de los destinos del orbe aplican un cierre o  restricciones de servicios, con la derivada contracción de empleos e ingresos para el tesoro público.

La denominada industria sin chimeneas sufre los efectos de la presente incertidumbre mundial, pues mientras decenas de países aflojan prohibiciones y se exponen a rebrotes del virus, otros prefieren aguardar por mayores garantías.

De lo que sí hay seguridad es del drástico repliegue de las exportaciones de bienes y servicios de numerosos Estados.

Hablamos de los dependientes de los ingresos generados por la afluencia de personas deseosas de pasar sus vacaciones en paz y con enriquecimiento del espíritu.

Téngase en cuenta que hasta marzo, el planeta reportó 67 millones menos de turistas internacionales, lo que representó 80 mil millones de dólares en exportaciones perdidas.

Dicho de otra forma, esa variante recreativa cayó 22 por ciento durante los tres primeros meses del año, y la crisis podría provocar un desplome total de entre 60 y 80 por ciento para todo 2020 en comparación con 2019.

Tal como los canales de Venecia quedaron libres de góndolas por la estampida de visitantes, las imponentes Cataratas del Iguazú NO tienen a nadie que las admire in situ.

El turismo, ese auxilio para millones de terrícolas, cabecea bajo el peso de la neumonía devastadora.

No obstante, pueblos enteros albergan esperanzas de que la industria se recupere como deberán hacerlo los prodigiosos saltos de agua del Iguazú.



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