Por: Roberto Morejón
Dos actores con visiones antagónicas sobre Venezuela, el gobierno constitucional y grupos de la oposición atados a Estados Unidos, lograron una plataforma mínima de acción para obtener recursos destinados a enfrentar el nuevo coronavirus.
El acuerdo alcanzado con la mediación de
Es lo menos que puede hacer de cara a los venezolanos una oposición a sueldo del Departamento norteamericano de Estado, exaltada promotora de sanciones contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Aun con una industria petrolera debilitada a causa de la falta de piezas de repuesto por las tenazas estadounidenses,
NO es Venezuela un escenario desbocado por el virus SARS-COV-2 como Brasil, Perú o Ecuador, aunque recientemente aumentaron los casos por el flujo de personas provenientes de Colombia y Brasil.
El número de pruebas aplicadas en Venezuela para encontrar confirmaciones de
Sin embargo, las autoridades del país sudamericano NO tienen las manos libres por la persecución a sus cuentas.
El Banco Central de Inglaterra se negó a entregar parte del oro venezolano atesorado en sus arcas, sabiendo que el recurso sería utilizado para cubrir requerimientos en medio de
En ese contexto adverso sale a la luz el acuerdo, calificado de inesperado, entre el gobierno y grupos de la oposición.
Resulta promisoria la coincidencia en fijar actuaciones prioritarias, entre las que destacan la vigilancia epidemiológica, atención adecuada y aislamiento a los casos confirmados de coronavirus, y protección a profesionales sanitarios.
De una labor en ese sentido necesita Venezuela, pero también requiere que Estados Unidos ponga fin a su brutal intervención, para que los propios ciudadanos diriman su futuro.
Desafortunadamente, Estados Unidos hace detonar las alternativas de diálogo en Venezuela.