Por: María Josefina Arce
Como la crónica de una muerte anunciada pueden catalogarse las elecciones en Bolivia, cuya realización las autoridades golpistas intentan seguir dándole largas, ante la desfavorable posición que ocupan en las encuestas de opinión, que encabeza Luis Arce, candidato del MAS, Movimiento al Socialismo.
Previstas en un inicio para el pasado tres de mayo tuvieron que ser pospuestas por la llegada de la COVID 19 al territorio boliviano. Luego de los intentos de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, también candidata, de entorpecer el proceso electoral, la presión popular, de otros actores políticos y un acuerdo de varios partidos con el Tribunal Supremo Electoral se fijó la convocatoria a las urnas para el venidero seis de septiembre.
Sin embargo, la coacción de los golpistas, que buscan incluso inhabilitar a Arce y al MAS bajo falsas acusaciones de haber violado normas electorales, el Tribunal dio marcha atrás y volvieron a cambiar la fecha para el 18 de octubre posibilitando que la ilegal presidenta permanezca por el momento un mes más en el poder.
La decisión provocó críticas de varios sectores. Incluso dos voceros del Tribunal Supremo Electoral rechazaron la nueva postergación de los comicios. Exigieron el respeto a la ley que aprobó la Asamblea Legislativa para que las elecciones se llevaran a cabo en septiembre venidero.
Entretanto, la COB, Central Obrera Boliviana, llamó a una marcha para las próximas horas contra lo que calificó como un golpe a la democracia. La caravana partirá desde la zona de Senkata, en el distrito ocho, y se dirigirá hacia el centro de la ciudad de El Alto.
Por su parte, la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari exigió que el Tribunal Supremo Electoral ratifique la fecha de las elecciones para el seis de septiembre y subrayó que " la paciencia del pueblo boliviano tiene un límite "
Ya el ex presidente Evo Morales, objeto de un golpe de estado en noviembre pasado, había alertado sobre las intenciones del gobierno de facto de boicotear las elecciones para continuar indefinidamente en el poder.
Bolivia vive en la incertidumbre y su futuro es incierto. La COVID 19 hace estragos en el país, ante la ineficaz y cuestionada respuesta de las autoridades golpistas que no obstante, recurren a la pandemia para mantener en el poder a una presidenta, que no fue elegida por los bolivianos y que llegó al cargo tras una asonada, validada por la OEA, Organización de Estados Americanos.
