Por María Josefina Arce.
Aunque la comunidad internacional y organismos como la ONU reforzaron en este 2020 su llamado a Estados Unidos para el levantamiento de bloqueos, restricciones y sanciones, la administración del presidente Donald Trump consideró innecesario, en medio de una emergencia sanitaria por la COVID 19, aliviar estás medidas coercitivas.
Venezuela es una de las naciones asediada por la hostil política norteamericana, y que ha visto obstaculizado su enfrentamiento a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
No obstante, gracias a la constante vigilancia epidemiológica y el esfuerzo desplegado por las autoridades sanitarias, apoyadas por personal médico cubano, el país suramericano no presenta una situación crítica.
Las autoridades bolivarianas adoptaron rápidas medidas como declarar la emergencia en el sistema de salud público y privado, al tiempo que suspendieron las clases presenciales y los eventos culturales y deportivos.
Asimismo otorgaron bonos mensuales como incentivo para quedarse en casa, facilitar el teletrabajo y ayudaron a los venezolanos que quedaron varados en otros países.
Pero una realidad que no se puede ocultar es que a Venezuela se le ha dificultado su acceso a alimentos, suministros de salud y asistencia, necesarios para salvaguardar la vida de los venezolanos.
Ahora también en una nueva acción criminal, se quiere impedir su acceso a las vacunas contra la COVID 19. Los recursos del pueblo venezolano han sido bloqueados por bancos europeos y norteamericanos.
Caracas reclamó su derecho a esos fondos ante la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet.
"Tenemos los recursos para pagar las vacunas, pero a causa de la intolerancia de la extrema derecha fueron bloqueados por el gobierno de Trump", indicó la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez.
Venezuela ha vivido una intensa persecución desde 2015. Desde ese año hasta la fecha han sido millonarias las pérdidas en los ingresos en divisas. Esto sin dudas, aseveró el presidente venezolano, Nicolás Maduro, es un desplome sin precedentes de la economía y un ataque artero a la vida del pueblo.
Estados Unidos ha perseguido a la estatal PDVSA. Ha llevado a cabo operaciones jurídico-politicas en tribunales extranjeros para despojar a la petrolera de sus activos en otros países.
Las acciones de Washington han llevado al asalto de buques que llevaban a la nación suramericana productos necesarios para reactivar las refinerías y aumentar la producción.
La administración Trump ha intentado por todos los medios ahogar económicamente a Venezuela, al tiempo que ha apoyado abiertamente a la llamada oposición para instaurar un gobierno acorde a sus intereses, que poco tendría en cuenta a la mayoría de los venezolanos.
