En medio de pandemia brasileños desalojados de sus casas

Editado por Maite González Martínez
2021-01-06 07:19:13

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Por María Josefina Arce

La COVID 19 obligó a quedarse en casa para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, que desde 2020 hasta la fecha ha afectado a más de 85 millones de personas en el planeta.

Una recomendación de las autoridades sanitarias mundiales para salvaguardar la vida,  pero que en algunas naciones como Brasil no pudo ser cumplida por todos, especialmente por los sectores más vulnerables que sintieron con mayor fuerza la crisis económica generada por la dolencia.

Increíblemente en medio de la pandemia, muchas familias fueron desalojadas de sus viviendas y quedaron en la calle, expuestas al letal virus.

De acuerdo con datos proporcionados por organizaciones sociales, ante la imposibilidad de pagar el alquiler por la pérdida del empleo,  más de seis mil familias fueron obligadas a abandonar sus hogares.

La situación se torna más grave, ante la falta de una política pública para manejar estos casos, y la indolencia del ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que en junio pasado vetó un proyecto de ley  que buscaba suspender los desalojos por el impago de alquileres.

El resultado es que se ha incrementado el número de las llamadas favelas, donde mal viven en total hacinamiento millones de brasileños.

En estos asentamientos irregulares, donde se localizan más de cinco millones de casas, es más factible el contagio y la propagación de la COVID 19 por su alta densidad poblacional y lo precario del saneamiento.

Incluso el relator de la ONU sobre el derecho a una vivienda adecuada, Balakrishnan Rajagopal, se pronunció sobre este panorama en el gigante suramericano, que calificó de violatorio de los derechos humanos.

Las perspectivas no son nada alentadoras. De acuerdo con el Instituto Brasileño de Economía, en el presente año más de 17 millones de personas serán empujadas a la pobreza, a causa del fin de la ayuda de emergencia.

Seguirá por tanto, latente para muchos la amenaza de perder sus hogares y sumarse a los millones de brasileños que apenas subsisten en las favelas, donde es alto el riesgo de contraer la COVID 19.



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