Washington, sus actores y su fracasado destino

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2018-10-16 08:20:47

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Foto: Archivo.

Por: Randy Alonso Falcón

La Habana, 16 oct (RHC) Estados Unidos está a las puertas de un nuevo fracaso de su política exterior. El próximo 31 de octubre, la comunidad internacional volverá a rechazar de manera abrumadora e inequívoca el bloqueo que ese gobierno ejerce contra Cuba desde hace casi 60 años.

Inmerso en su soberbia y tratando de buscar justificación al inaceptable genocidio contra un pueblo generoso y firme, el imperio pretende hacer su puesta en escena previa a la votación y ha organizado para este martes, en la ONU, una conferencia para acusar a Cuba, al mejor estilo reaganiano, de violación de los derechos humanos y de la existencia de un centenar, dicen, de presos políticos.

El inédito gesto de ese gobierno de utilizar para su show político el mismísimo salón de reuniones del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, muestra por un lado su desenfrenado propósito de imponerse por la fuerza en todos los escenarios, y por otra, su obsecada hostilidad contra Cuba, azuzada por Marcos Rubio y otras fuerzas anticubanas en los prolegómenos de las elecciones de medio término en ese país, donde la Florida siempre se convierte en moneda de cambio de favores políticos.

Constituye una escalada en el ya agresivo planteamiento de la administración de Donald Trump contra Cuba -delineado en Miami en el discurso y la Directiva Presidencial del 16 de junio de 2017-, y una confirmación de que ese mandato deja atrás cualquier recato para hacer efectiva la aberrante política. Lo mismo se puede inventar un “ataque sónico” que una campaña de “preocupación” por los derechos humanos. En este mundo de las posverdades, Washington acude a aquello de miente con descaro y repite, que algo queda.

Es una movida esperada en el contexto del equipo actual que dirige la política exterior del gobierno estadounidense. La llegada al Departamento de Estado del ex CIA Mike Pompeo -al que el diario El País implica junto a Marco Rubio en la invención de los supuestos ataques al personal diplomático estadounidense en Cuba-, y de John Bolton al selecto cargo de Asesor de Seguridad Nacional (el mismo personaje que estuvo involucrado en las mentiras de la guerra de Iraq y de la invención de los laboratorios de guerra biológica en Cuba), hacían previsibles, como escribimos hace meses, un arreciamiento de los ataques contra la nación caribeña.

Sumémosle a ello el reciente nombramiento por Bolton de Mauricio Claver-Carone como el nuevo Asesor de Seguridad para América Latina; un puesto al que llega con el único mérito de haber sido un asalariado del lobby anticubano, viviendo toda la vida de fundaciones, publicaciones y acciones financiadas por los multimillonarios fondos que el gobierno de Estados Unidos dedica cada año a las acciones subversivas e injerencistas contra Cuba. Toda una perla para la reejecución de la Doctrina Monroe por estos lares.

Llama la atención que un país que vive en estos tiempos en una paranoia por la supuesta injerencia de Rusia y China en su política interna, se arroga el derecho de conspirar contra otra nación soberana, y de montar unilateralmente, en plena ONU, una parodia en defensa de sus selectos asalariados en la mayor isla de las Antillas.

En la farsa de este martes intervendrán conspicuos actores como Michael Kozak, quien fue Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana a fines de los 90 y hoy labora en el Buró de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado; una de las entidades que más dinero recibe y redirecciona para las acciones subversivas contra Cuba.

También estará el execrable Luis Almagro, quien al parecer no le alcanza su salario o le sobra su tiempo como Secretario General de la OEA y se alista en cuanto evento anticubano o antivenezolano se patrocine por Washington. Almagro es repudiado hasta por la propia fuerza política a que pertenece o pertenecía. ¿Qué esperar de él?

Si con esta nueva acción Estados Unidos pretende restar votos a o maniobrar contra la resolución cubana que denuncia el bloqueo; creo que tendrán poco éxito, por más que Nikki Haley en su retirada repita aquello de que Washington mirará como vota cada uno.

Si además intenta tensar aun más la cuerda para socavar las relaciones bilaterales, deberían recordar que la mayoría de los estadounidenses se han pronunciado a favor de las mismas y contra el bloqueo; y que a pesar de las alertas de viaje y de los miedos que han tratado de infundir en los viajeros norteamericanos, cientos de miles han venido este año, aun sin estar autorizados para hacer turismo.

Washington sabe que la mayor y más flagrante violación de los derechos humanos de los cubanos es el bloqueo. ¡Qué no pretenda desviar la atención de sus groseros hechos! ¡Qué no intente pasar del banquillo de acusado al de pretendido acusador! Pregúntenle de derechos y de vida a Mayelín Jiménez, madre de un niño de ocho años paciente de cáncer.

Nuestra mejor respuesta a la escalada imperial la está dando el pueblo que por millones ha acudido a las asambleas de debate del proyecto de nueva Constitución, el cual consagra como irrenunciables, indivisibles e interdependientes a los derechos humanos, reafirma la solidaridad con otros pueblos como esencia de nuestra prédica revolucionaria y confirma la suprema aspiración martiana del culto a la dignidad plena del hombre.

Aspiraciones grandes, inacabadas, perfectibles sin dudas, pero para las que no hay sociedad con más preparación y deseos que la nuestra. Eso sí, con cocinado nacional y sin injerencias de la vecina potencia. (Fuente:Cubadebate)



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