Estremecedora semana de valores (+ Fotos)

Editado por María Candela
2019-02-04 17:36:24

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Por: Marianela Samper

Los cubanos y en particular los habaneros, hemos vivido una semana que propició aflorar diversos sentimientos.

La causa: el paso del tornado en la noche del 27 de enero, con su azote a los municipios densamente poblados de 10 de octubre, Regla y Guanabacoa, al este de la capital.

La furia de la naturaleza trajo la tristeza y de inmediato se fue abriendo paso lo mejor de esta sociedad.

Muchos ejemplos e historias – todas ciertas – hemos contado, pero hace bien resumirlas a 7 días de los hechos.

Desde el primer momento la actuación del vecino, pero más allá de las personas que no se conocían.

Tendieron la mano con rapidez los bomberos quienes auxiliaron, rescataron, se entregaron a riesgo de sus propias vidas y dieron seguridad.

Los agentes del orden interior cuidaron el tránsito, aseguraron los perimetros con riesgos, con el trato más amable aunque estuvieran horas sin descansar.

Los servicios médicos activos, atendiendo y previniendo epidemias, acompañados de jóvenes de diversas facultades portando sus batas blancas.

Merecidos reconocimientos de la sociedad a los trabajadores de los servicios básicos. Eléctricos, de comunales, comunicadores, todos de conjunto lograron menguar las dificultades de la población en menos de 7 días.

A cuántos ciudadanos escuché hacer paralelos entre esa proeza laboral y lo sucedido en Puerto Rico al paso del hurcán María en el 2017 y aún los hermanos de la Isla Nena esperan por la asignación del presupuesto de la superpotencia norteamericana para recuperar ese territorio y devolverle sus encantos.

En contraste con la Mayor de las Antillas, que aún con apretada coyuntura económica no deja a nadie desprotegido. El Estado cubano se ocupa y va dando soluciones de inmediato.

Como dice el pueblo saca de donde no hay y se movilizan los escasos recursos y las fuerzas.

Le acompaña la solidaridad de personas e instituciones, artistas, periodistas, campesinos, estudiantes, religiosos, con el mayor amor.

Con orden van llevando las donaciones a las familias necesitadas tras el paso del tornado, quienes no solo agradecen lo material que sustituye una parte de las pérdidas, también el gesto de compartir lo que se tiene en momentos tan difíciles.

Puedo afirmar que no es común en otros países muchas de las escenas que viví. Como la de ver a sus más destacados atletas trabajar en la recuperación de las localidades afectadas, compartir con los pobladores, visitar los restos de una vivienda que los embates de la naturaleza dejó en pie.

Además de regalar optimismo, sonrisas, ponerle la mano en el hombro al más abatido y hacerse fotos y dar autógrafos a niños y jóvenes al final de la jornada

Contar con la participación de trabajadores no estatales ofreciendo sus esfuerzos en rehabilitar casas, escuelas, policlínicos, todo cuanto devuelva la belleza a la capital para su 500 aniversario.

Igualmente los cooperativistas que extraen los productos a la tierra y los llevan a las plazas y parques más cercanos a la población afectada, bajando precios y hasta con aportes de alimentos sin cobro alguno para instituciones geriátricas o de salud.

De todo hemos visto y escuchado en esta semana estremecedora de un pueblo que en medio de su recuperación sicológica y material  no perdió oportunidad para decir,”aquí cerca esta el Presidente Díaz-Canel” o cualquier otro dirigente y moverse hacia el lugar para escuchar las orientaciones, los pasos que se van dando en esta etapa de reconstrucción, para recordar a Fidel, para dar Vivas a la Revolución.

El tornado, con sus potentes vientos, afectó estructuras de la ciudad pero fortaleció la unidad y la solidaridad de todos.



Por eso siento el orgullo de ser !cubana!.



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