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¿Despierta el Vaticano?

por Maria Calvo
El Papa se reune con el presidente de Israel

por Guillermo Alvarado

De la denuncia y los llamados de buena voluntad, el papa León XIV parece entrar por fin en el terreno de las acciones, como se puede deducir después de su reunión con el presidente del Estado sionista de Israel, Isaac Herzog, quien viajó hace pocos días al  Vaticano.

El funcionario israelí también se entrevistó con los cardenales Pietro Parolin y Paul Gallagher, el primero de ellos considerado el número dos en la jerarquía católica y el segundo el virtual canciller, encargado de las relaciones con gobiernos y organizaciones internacionales.

Si bien no hay muchos detalles de todo lo tratado, obviamente el tema central fue la desesperada situación del pueblo palestino en la Franja de Gaza, donde continúa el genocidio, ahora por medio del hambre y las enfermedades, cruel reflejo de la mentalidad del gobierno de Benjamín Netanyahu.

Todo el mundo, excepto Netanyahu y su principal apoyo, Donald Trump, está de acuerdo en la urgencia de un cese del fuego que permita adelantar las negociaciones para poner fin a la masacre.

Un detalle no menor es que en este caso fue el mismo León XIV quien convocó al presidente israelí al Vaticano para tratar el espinoso tema.

Según un comunicado de la Oficina de Prensa de la también conocida como “santa sede”, se analizó la situación política y social del Oriente Medio y la manera de garantizar un futuro al pueblo palestino para lograr la paz y la estabilidad en esa región.

El papa reiteró a su contraparte que la única solución viable para la guerra en curso es la creación de dos Estados con sus fronteras internacionalmente reconocidas desde 1967, capaces de convivir en paz uno al lado del otro.

En un mundo ideal, es decir, uno en el que prevalecieran la cordura y la justicia y no la ambición desmedida por apoderarse de territorios ajenos y eliminar de la faz de la tierra, no simplemente derrotarlo, sino hacer desaparecer al adversario, esta sería la salida más lógica y la más sencilla.

Sin embargo, igual que el personaje de Cándido, de Voltaire, tenemos que aceptar que no vivimos en el mejor de los mundos posibles, ni pertenecemos a la especie más desarrollada, sino a una, la única en la naturaleza, que planifica y crea los medios necesarios para aniquilar a sus semejantes.

En un entorno tecnológicamente desarrollado, seguimos utilizando los mecanismos de la Edad de Piedra, y eso se puede constatar todos los días en Gaza, donde las víctimas son acusadas de culpables y los criminales se dan baños de pureza en una ideología perversa, como lo fue el nazismo, el fascismo y el apartheid, hermanos genéticos del sionismo.

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