Fidel y el Diálogo de Civilizaciones

Eldonita de María Candela
2025-06-10 14:44:14

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Por: Martiza Gutiérrez

“Si hablé en Río de Janeiro del hombre como una especie en peligro de extinción por la destrucción de las condiciones naturales de vida, hace más de 15 años, hoy ese peligro está más cercano. Nuevos y no previstos problemas creados por la ciencia, la tecnología y el despilfarro congénito del neoliberalismo, multiplican los riesgos políticos, económicos y militares.”

Fidel Castro, 25 de agosto 2007

La Asamblea General de la ONU ha declarado el 10 de junio como el Día Internacional para el Diálogo entre Civilizaciones, para destacar el valor de la diversidad de las civilizaciones y promover el diálogo, el respeto mutuo, la tolerancia y la solidaridad mundial.

A propósito de esta fecha vale destacar el libro Diálogo de civilizaciones del comandante en Jefe Fidel Castro publicado en 2007 por la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado de la República de Cuba.

El texto incluye el Discurso pronunciado por Fidel en Río de Janeiro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el 12 de junio de 1992 y el Discurso pronunciado al clausurar la «Conferencia Mundial Diálogo de Civilizaciones. América Latina en el siglo XXI: Universalidad y Originalidad» en La Habana, 30 de marzo de 2005.

En el texto Fidel explica que el concepto del "Diálogo de Civilizaciones" nos invita a reflexionar sobre la rica y turbulenta historia del ser humano, marcada por una dualidad constante entre la guerra y la creación de valores. La obra proporciona un marco significativo para entender cómo las interacciones entre distintas civilizaciones han dado forma a nuestra humanidad compartida.

Fidel reflexiona sobre el hecho que desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha estado inmerso en un ciclo de conquistas y dominaciones que ha llevado a la creación y destrucción de grandes imperios. Por ejemplo, el Imperio Persa, con su esplendor cultural, fue superado por Alejandro Magno, quien, con su ambición, llevó a la civilización griega a nuevas tierras, dejando a su paso un legado complejo —un intercambio cultural que refleja tanto la destrucción como la continuidad de conocimientos. Es fascinante observar cómo cada civilización, ya sea la romana, la maya o la inca, aportó al acervo común de la humanidad, construyendo y, al mismo tiempo, siendo destruidas por los impulsos expansionistas de otras culturas.

Un punto crucial en este diálogo—afirma-- es cómo estos encuentros han influido en la configuración de la identidad de los pueblos y en la evolución de sus valores. Las civilizaciones, al encontrarse, han tenido la oportunidad de compartir conocimientos, filosofías, y creencias, lo que ha dado lugar a una mezcla de tradiciones. Sin embargo, esta interacción no ha estado exenta de conflictos.

La llegada de los conquistadores a América es un ejemplo claro de cómo se puede llevar a cabo un intercambio que, aunque enriquecedor, también genera un desenlace trágico para las culturas nativas. Este fenómeno, donde la imposición de unos valores sobre otros ha llevado a la opresión, plantea preguntas importantes sobre qué significa realmente “dialogar”.

Cuando se menciona la alfabetización en el contexto de trasmitir valores, surge el interrogante sobre cuáles son esos valores que consideramos dignos de ser transmitidos. ¿Acaso son sólo los valores de la civilización dominante? La historia ha producido innumerables corrientes de pensamiento, desde la filosofía griega hasta el conocimiento astronómico de los mayas, y es fundamental reconocer que cada cultura posee un valor intrínseco que debe ser respetado y promovido. El "Diálogo de Civilizaciones" debería ser una plataforma para la inclusión y el respeto mutuo, donde se les dé voz a todas las culturas, especialmente a aquellas que han sido subyugadas o cuyos legados han sido sistemáticamente ignorados.

La urgencia de este diálogo se vuelve aún más evidente en el contexto contemporáneo. Los desafíos globales actuales, como el cambio climático y la crisis de recursos, requieren una colaboración intercultural que trascienda los conflictos y prejuicios históricos.

Por otra parte, la cita del discurso de Fidel  en Río de Janeiro, que advierte sobre la especie humana como un ente en peligro de extinción, resuena profundamente en la actualidad, marcada por tensiones políticas y económicas sin precedentes. Este panorama exige una reflexión crítica sobre cómo nuestras acciones y decisiones pueden contribuir a un futuro sostenible.

El Diálogo de Civilizaciones debe verse no solo como una serie de intercambios intelectuales, sino como un esfuerzo genuino por construir puentes entre las diferencias. Las civilizaciones han evolucionado a través de períodos de conflicto, pero también de cooperación y entendimiento. Esta dualidad debe ser el fundamento del diálogo: reconocer que, a pesar de nuestras diferencias, todos estamos interconectados, y que solo a través del entendimiento y respeto mutuo podremos avanzar hacia un mundo más justo y equitativo.

De manera que, este importante texto del líder histórico de la Revolución cubana nos hace reflexionar  sobre  la historia del ser humano  con sus guerras y conquistas, y nos enseña que los valores que defendemos y promovemos son determinantes para el futuro que queremos construir.

Fomentar el Diálogo de Civilizaciones no es solo necesario, sino un deber ético que debemos asumir si deseamos forjar un camino hacia un mundo en el que la diversidad cultural sea celebrada y enriquecedora. Las lecciones del pasado pueden guiarnos si nos comprometemos a aprender de ellas y aplicar ese conocimiento en la práctica diaria de nuestras vidas.



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