Por María Josefina Arce

Fiel impulsor de las políticas neoliberales, el presidente argentino, Mauricio Macri, ha seguido los pasos de su colega brasileño, Michel Temer, y ha puesto su mirada en varias reformas como la laboral, impositiva y previsional, que como en el vecino país son rechazadas por la mayoría de la sociedad.

También como Temer ha encontrado el presidente argentino una fuerte resistencia en las calles. De hecho la sanción este lunes de la polémica reforma del sistema de pensiones y jubilaciones estuvo signada por fuertes protestas, reprimidas por las fuerzas del orden, que dejaron decenas de heridos. Manifestaciones similares impidieron la pasada semana que el Congreso sesionara para su aprobación.

Durante horas se prolongaron los choques frente a la sede del órgano legislativo entre la policía y los manifestantes, mientras que en varios barrios de Buenos Aires, la capital, se escuchó el batir de las cacerolas en protesta por la iniciativa gubernamental que implica una pérdida de ingresos para un vulnerable sector de la sociedad.

El debate también estuvo marcado por una huelga general de 24 horas convocada por

la Confederación General del Trabajo de Argentina, que afirmó que la reforma es un arrebato de los haberes de los jubilados y pensionados y afecta a más de 17 millones de personas.

“Estamos tristes, porque hicimos todo lo posible para que esta ley no salga', remarcó a la prensa el diputado opositor Agustín Rossi, del Frente para la Victoria, quien insistió en que es una ley 'mala para el conjunto del pueblo.

De acuerdo con los expertos la reforma implica un recorte de más de cien mil millones de pesos en pensiones de madres y jubilados.

En medio de este convulso ambiente tratara Macri de impulsar dos reformas más que tampoco cuentan con el apoyo mayoritario de la sociedad. Cinco de cada diez argentinos aseguraron en un sondeo que la reforma laboral propuesta por el gobierno sólo favorecerá a las grandes empresas, al tiempo que la mayoría cree que la administración de Mauricio Macri beneficia a los empresarios y a los sectores de mayores recursos.

Los principales sindicatos denuncian que los cambios planteados por Macri apuntan a un retroceso en los derechos laborales conquistados tras varios años de lucha y hacia la precarización del empleo.

Fuertes protestas también ha generado el proyecto laboral del gobierno de Macri, que como el de su vecino Michel Temer asesta un duro golpe a los derechos de los trabajadores, pues incluye una amplia lista de beneficios para los empresarios respecto a la contratación y el despido de personal.

El texto pone en igualdad de condiciones al empleador y el asalariado, a contramano de la jurisprudencia que asigna debilidad intrínseca al trabajador respecto del empresario.

Facilita asimismo, la tercerización y subcontratación, mecanismos que hasta ahora no habían sido regulados pero que a partir del proyecto se buscará dejar consagrado su funcionamiento y ponerlo a salvo de juicios.

La ex presidenta Cristina Fernández recordó que la reforma laboral que promueve el actual gobierno ya se puso en práctica en Argentina en los años 90 y fracasó. "Igual que ahora, se reducían derechos con el argumento de que eso iba a permitir crear trabajo. En menos de dos años se duplicó el desempleo, que pasó del 6,6 por ciento al 10 por ciento", aseguró la ahora senadora electa por Unidad Ciudadana.

Argentina es hoy escenario de una gran efervescencia social. La política neoliberal que ha implementado el empresario Mauricio Macri en contra de los sectores más vulnerables ha despertado el rechazo de los argentinos, quienes ven como se esfuman los logros de los últimos años.