Guerra contra vacuna rusa

Editado por Maite González Martínez
2020-08-14 07:09:23

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Por: Guillermo Alvarado

Desde que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció el registro de la vacuna contra la covid-19, nombrada Sputnik V, se ha generado una avalancha de opiniones de supuestos expertos, políticos y personas poco escrupulosas que intentan desacreditar este importante descubrimiento.

Incluso he leído en las llamadas redes sociales a algunos opinando que Rusia no tiene una tradición de investigaciones científicas que acredite o respalde su trabajo en esa esfera, lo que además de ser una tontería significa un burdo desconocimiento de los logros en el país euroasiático.

Por eso, voy a aprovechar un extenso artículo escrito por Kirill Dmitriev, director ejecutivo del Fondo de Inversión Directa de Rusia, organismo que financió las labores que llevaron a obtener este novedoso preparado.

El texto, explica el sitio web Sputnik, fue rechazado por numerosos medios occidentales empeñados en evitar que se conozcan las cualidades y posibilidades científicas que ofrece esta vacuna para el mundo.

Dmitriev comienza explicando cómo en el pueblo ruso hay hitos en la historia del desarrollo inmunológico que se remontan hasta 1768, cuando Catalina la Grande recibió la primera vacuna contra la viruela, 30 años antes de iniciarse la inoculación en Estados Unidos.

El científico ruso Dmitri Ivanovski realizó en 1892 observaciones al efecto de la plaga llamada mosaico en la hoja del tabaco, que fueron vitales para el surgimiento de la ciencia de la virología.

Poco antes, en 1886, el investigador Nicoláy Gamaleya, abrió en Rusia la segunda estación en el mundo de vacunación contra la Rabia.  Justamente, el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología lleva el nombre de este importante científico.

Durante la época de la Unión Soviética se dio un gran impulso, no solo al desarrollo científico, sino a la aplicación de sus descubrimientos para el bienestar de la población. Luego de la II Guerra Mundial todos sus habitantes fueron inmunizados contra la poliomielitis, difteria y tuberculosis.

Resulta absurdo, entonces, que venga ahora cualquiera a menospreciar un importante avance en la lucha mundial contra una enfermedad que afecta ya a 20 millones y medio de personas y mató a más de 727 mil.

Otros hablan de la “sospechosa” rapidez con que se logró la vacuna, aunque ignoran, o silencian, que Rusia trabaja en este tipo de proyectos hace años y desde 2015 especialistas desarrollan la técnica que se empleó en la Sputnik V, basada en el uso de los adenovirus como vector inmunizante.

Cuando apareció el SARS CoV-2 sólo fue cuestión de adaptar los conocimientos ya adquiridos en una nueva dirección, un tema, amigos, que trataremos en futuros comentarios. 



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