Gobierno brasileño atenta contra la biodiversidad del país

Editado por Maite González Martínez
2020-09-30 08:04:22

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Imagen / Mar sem fim

Por María Josefina Arce.

En 2019 llegó Jair Bolsonaro a la presidencia. Y ahí comenzó a complicarse la situación ambiental de Brasil, que cuenta con la mayor biodiversidad del mundo, la mayor extensión de bosque tropical y el 12 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta.

De manera acelerada Bolsonaro se dio a la tarea de desmantelar las políticas ambientales para favorecer a hacendados, mineros y miembros de la agroindustria.

Disminuyó el presupuesto destinado al Ministerio del Medio Ambiente y recortó los fondos para acciones contra el cambio climático.

La designación al frente de este importante ministerio de Ricardo Salles vino a confirmar cuál sería el derrotero de su gobierno. Salles, calificado como el antiministro que destruye lo que debería cuidar, ha seguido fielmente los pasos del presidente.

El titular propuso en los últimos días revocar leyes relacionadas con el cuidado medioambiental, solicitud atendida por CONAMA, Consejo Nacional del Medio Ambiente, órgano consultivo de la cartera.

La medida favorece la construcción de hoteles en las costas brasileñas, en detrimento de áreas de manglares y de la flora que crece  en la arena en las playas.

Tal revocación se aprobó con el voto a favor de los ocho representantes gubernamentales en CONAMA,  que al ser reformado el pasado año redujo la participación de ecologistas y de la sociedad civil, manteniendo los grupos empresariales.

La medida fue ampliamente rechazada por parlamentarios y diversas entidades. De hecho la bancada en la Cámara de diputados del Partido Socialismo y Libertad remitió un proyecto de decreto legislativo en el que pide al Congreso que suspenda lo adoptado por CONAMA.

La desaprobación a la gestión de Salles se ha intensificado en los últimos meses. Ahora también se conoció que el Ministerio Público Federal pidió a un tribunal regional analizar una solicitud de destitución de Salles por instituir políticas irresponsables en el sector.

Bajo el mandato de Bolsonaro ha perdido el rumbo Brasil. Se ha disparado la deformación en la Amazonía, que en 2019 sufrió daños considerables por grandes incendios y que en 2020 no ha tenido mejor suerte.

El mundo necesita la verdad para superar sus desafíos, afirmó Bolsonaro en su discurso en el período 75 de sesiones de la ONU, pero lo cierto es que el presidente brasileño no reconoce los incendios en el pulmón del planeta, ni la responsabilidad de su gobierno. Es más fácil culpar a otros como a los pueblos indígenas que habitaban en la Amazonía, que admitir que sus acciones están dirigidas a todo menos a cuidar la rica biodiversidad de Brasil.



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