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Por María Josefina Arce

"Intervención humanitaria" es un engañoso término que sobre Cuba se ha lanzado por estos días en las redes sociales, en una campaña comunicacional promovida desde Estados Unidos por quienes intentan desvirtuar la situación de la nación caribeña y provocar caos y desestabilización.

Es bien conocido a lo que está ligada esta expresión y a la que recurre un país cuando entre sus objetivos está invadir a otro, por el cual tiene determinado interés ya sea por sus riquezas naturales o posición geográfica.

O ya se olvidó que ese mismo guión se puso en marcha no hace mucho contra Venezuela. Hace apenas dos años se intentó también fabricar un pretexto humanitario para tratar de justificar lo injustificable: iniciar una agresión militar contra la nación suramericana, objeto igualmente de un cerco económico y rica en el codiciado petróleo, entre otros recursos.

Otro ejemplo en la región es Haití, con una larga historia de intervenciones y ocupaciones militares estadounidenses, que han contribuido al empobrecimiento de su población.

Disfrazada de  ayuda humanitaria tras el devastador terremoto de 2010 se profundizó la política injerencista con su consabida inestabilidad política, económica y social para la pequeña nación caribeña.

Ahora con total cinismo quienes imponen y apoyan el bloqueo que desde hace casi 60 años mantiene Estados Unidos contra Cuba hablan de una supuesta campaña humanitaria en apoyo al pueblo cubano para hacer frente a los problemas que esa misma política hostil ha generado.

Porque no es un secreto que esa unilateral medida daña esferas tan sensibles como la salud y la seguridad alimentaria de todo un pueblo, entre otros derechos humanos.

Y cabe preguntarse por qué esos mismos que intentan dar una falsa imagen sobre lo que acontece en la Mayor de las Antillas, no alzaron su voz cuando en medio de la emergencia sanitaria mundial por la COVID 19 se impidió la llegada a territorio cubano de un donativo de necesarios insumos médicos de la fundación china ALIBABA.

Dos millones de mascarillas, reactivos para test de coronavirus y ventiladores pulmonares para luchar por la vida de las personas en terapia intensiva no pudieron llegar a nuestro país por el bloqueo.

O por qué no cuestionaron en su momento las más de 240 medidas adoptadas por la administración de Donald Trump que afectan a la familia cubana y su  mantenimiento por el actual gobierno que encabeza Joe Biden. 

Pero además, en todo este tiempo de pandemia y recrudecimiento de la política hostil estadounidense, Cuba, que ha brindado solidaridad  también la ha recibido de organismos internacionales, países y asociaciones de amigos.

He ahí la diferencia. Ha sido una ayuda desinteresada, sin presiones, chantajes, ni segundas intenciones de quienes conocen las dificultades a las que se enfrenta el archipiélago cubano por el genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos.

En su campaña de inmunización Cuba ha sido apoyada por muchos en el mundo, que en un acto realmente solidario y humanitario recolectan jeringuillas y las envían a nuestro país.

Los cubanos no rechazamos los actos de buena voluntad, pero si esas falsas pretensiones de ayuda que enmascaran otras intenciones,  porque la soberanía de nuestra Patria es inviolable, se respeta.