Foto / Zona Especial de Desarrollo Mariel / www.cuspidemexico.com.mx
Por: Roberto Morejón
Cuba y México se dan la mano en el infinito mundo de la exploración, investigación y labor conjunta en asuntos relacionados con las ciencias, específicamente la biotecnología.
Con larga tradición amistosa, los dos países constituyeron la empresa mixta IncuBio en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, al oeste de La Habana.
La plataforma económica tiene como propósito atraer capital y financiar ensayos clínicos de prueba de probable interés en mercados de países industrializados.
Ya tienen en cartera explorar el NeuroEPO, considerado uno de los activos más prometedores del Centro de Inmunología Molecular, empresa líder de la biotecnología cubana.
Por otros caminos avanza la cooperación bilateral, como se constató al saberse de la opinión favorable sobre la vacuna cubana Abdala emitida por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, de México.
La entidad habría allanado el camino para un eventual uso de emergencia de Abdala en México, aunque falta someter expedientes a otra instancia, elaborados por una farmacéutica de aquel país y el habanero Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
El canciller mexicano, Marcel Ebrard, saludó el voto favorable hacia el inyectable de la patria de José Martí, pues el gobierno de Andrés Manuel López Obrador apoya la producción de medicamentos entre miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Recordemos que Abdala es uno de los cinco candidatos a vacunas desarrollados por científicos cubanos.
Tres de ellos, Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, son vacunas y recibieron la autorización de las instancias competentes para uso de emergencia.
Con esos inmunógenos y con investigaciones llevadas a cabo en la actualidad sobre los restantes y en diversos segmentos de población, la mayor de las Antillas busca la inmunización general, sobre todo ante la incidencia de la variante delta del SARS-Cov-2.
A pesar del desafío de esa cepa, los biológicos cubanos demuestran seguridad e inocuidad y además proceden en coyunturas tan adversas como la actual, donde una ola de Covid-19 puso en tensión el sistema hospitalario.
En los cuatro municipios habaneros debutantes en la inmunización masiva la letalidad es seis veces menor que en el resto del país.
A pesar de los pronósticos de los agoreros en redes sociales, los inmunizantes cubanos funcionan, existen evidencias al respecto y el mundo las conocerá.
