Fotos: Judit Almeida y Juan Miguel García
Por: Yudit Almeida* y Juan Miguel García
Holguín, 20 de jul (RHC) En el parque El Mambisito, en la oriental provincia de Holguín, parece como si el tiempo mismo hubiera decidido detenerse este tercer domingo de julio, cuando Cuba celebra el Día de los Niños. Un día que no es solo una fecha en el calendario, sino un pacto secreto entre la memoria y la fantasía.
No es El Mambisito un parque cualquiera. Es un territorio donde las sillas voladoras mecen no solo cuerpos livianos, sino también futuros posibles.
Los payasos, con sus narices rojas y corazones descosidos, reinaron sobre un público de pequeños monarcas que gobernaban sin horarios ni tareas.
La tradición del Día de los Niños en Cuba comenzó en 1973, cuando Fidel Castro se reunió con pioneros de toda la isla y les prometió que su alegría sería ley. Desde entonces, cada tercer domingo de julio, los parques se convierten en reinos efímeros.
Este año, El Mambisito fue el escenario de magos que hacían reír hasta a los padres más serios, y de globos que escapaban hacia el cielo como risas convertidas en colores.
El Mambisito, con sus juegos oxidados y su magia resistente, es ese lugar donde en cada julio, los niños —los de ahora y los que alguna vez lo fueron— regresarán para reclamar su reino de un día.
En Cuba, como en los mejores cuentos, la felicidad de los niños es un derecho escrito no en papel, sino en el aire mismo que huele a algodón de azúcar y donde el viento esparce las risas infatiles.
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Holguín