El fantasma de Vietnam recorre el territorio venezolano. El Senado estadounidense, bajo control republicano, apoyó el pasado jueves a Donald Trump y su política sobre Venezuela. Por 51 votos contra 49 ha rechazado una resolución bipartidista que hubiera prohibido a la Administración republicana emprender cualquier tipo de acción militar en territorio venezolano sin el visto bueno del Congreso.
El 4 de agosto de 1964 un supuesto enfrentamiento entre barcos de la Armada de los Estados Unidos y Vietnam del Norte en las aguas del golfo de Tonkín, fue el detonante de la intervención de EEUU en el conflicto de Vietnam. Hoy en día se sabe, tras la desclasificación parcial de los archivos secretos sobre la guerra, que el primer ataque fue en realidad una trampa de la CIA para buscar una excusa que involucrara al gobierno en mayor medida en el conflicto y que el segundo ataque nunca existió.
La Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Estado, es “cálculo estratégico» al evaluar qué pasos siguen a continuación respecto a Venezuela. Dos influyentes medios estadounidenses, el canal CNN y el diario, The Wall Street Journal, dan cuenta de que la Administración Trump se halla en un proceso minucioso de ponderación respecto a posibles acciones militares contra Venezuela.
Aunque los reportes de CNN y The Wall Street Journal, ampliamente comentados entre venezolanos en redes sociales, sostienen que no se vislumbra en el corto plazo una ofensiva terrestre por parte de EEUU en suelo venezolano, otros tantos recuerdan que el presidente Trump usó el pasado una estrategia de distracción para tomar decisiones, como los ataques a Irán de este año, que causaran sorpresa en los iraníes.
Según diversos medios de prensa estadounidenses, el tema de Venezuela es analizado por Trump y sus asesores de forma cotidiana evaluando qué pasos dar. La Casa Blanca ha generado una presión acumulada: el masivo posicionamiento de recursos militares estadounidenses en el Caribe y las declaraciones evasivas mantienen en suspenso a la comunidad internacional. Los principales medios estadounidenses coinciden en su análisis de las sesiones reservadas en el Capitolio esta semana, en las que altos funcionarios (entre ellos el secretario de Estado, Marco Rubio, y el de Defensa, Pete Hegseth), expusieron a congresistas que Washington no cuenta actualmente con fundamento legal para impactos contra blancos terrestres en Venezuela.
The Wall Street Journal, en un examen profundo de las vacilaciones presidenciales, reveló que Trump ha manifestado dudas sobre la eficacia de un bombardeo restringido para precipitar la dimisión de Maduro, temiendo a complicaciones prolongadas, análogo a intervenciones previas en la zona. En reuniones confidenciales, consejeros han delineado tres vías principales: ataques selectivos a unidades militares fieles al régimen, apropiación de yacimientos petroleros estratégicos o una intensificación cibernética para socavar la estructura de poder. Con un Tribunal Supremo alineado y control republicano en el Congreso, el presidente podría replicar el modelo iraní: proclamar estudio y moderación para luego ejecutar con impacto repentino.
