Inicio TodosEditorial¿Y cuando vengan por mí?

¿Y cuando vengan por mí?

por Guillermo Alvarado
Trump pirata

El presidente Donald Trump sorprendió a propios y extraños cuando lanzó el extraño argumento de que el petróleo y las ricas tierras de Venezuela en realidad le pertenecen a Estados Unidos, nación a la cual “le fueron robadas” y deben devolverlas.

Escuchando tales disparates, uno está más que dispuesto a creerle a la jefa de gabinete del mandatario, Susie Wiles, cuando dijo que este tiene la personalidad de un alcohólico y actúa como si no hubiera nada que no pudiera hacer, un tipo que no reconoce barreras.

Causa profunda preocupación que un sujeto con esas características esté al mando de la principal potencia nuclear del mundo y se sienta, como los antiguos corsarios, dueño de vidas y pueblos, por encima de cualquier regulación, como viviendo bajo el amparo de una patente de corso.

Durante las últimas semanas Trump dio en el Caribe muestras de su desequilibrio al ordenar a sus tropas cometer ejecuciones extrajudiciales contra pequeñas embarcaciones sobre las cuales no hay pruebas de que transporten drogas, menos aún que se disponen a cruzar el océano en ellas.

Al momento de redactar estas líneas, van 99 asesinatos.

Donald Trump está violando las leyes de su país, y nadie dice nada, también viola el derecho internacional y el derecho internacional humanitario ante el ensordecedor silencio de la comunidad mundial y sus organizaciones.

Por eso reitero que el jefe de la Casa Blanca va tras las huellas de los corsarios, esos vulgares asesinos y ladrones que asolaban los mares para enriquecer a la pérfida Albión, como se llamaba a Inglaterra y que elevó a algunos a la categoría de nobles (sires) del imperio.

La lógica de la corona era simple: toda la riqueza del mundo le pertenecía y sus sicarios, debían recuperarla y devolvérsela.

¿Notan la similitud con los argumentos acerca del petróleo y las tierras de Venezuela? Lo grave es que si nadie lo detiene, esto será sólo el principio y pronto todos, incluyendo a quienes le rinden honores seguirán ese camino.

¿Recuerdan aquel poema que en un tiempo se le atribuyó a Bertold Bretch y luego se confirmó que le pertenece al pastor luterano Martin Niemöller?

“Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque no era comunista; después vinieron por los socialistas y guardé silencio pues no era socialista; luego vinieron por los sindicalistas y no hablé porque no era sindicalista; luego vinieron por los judíos y no dije nada porque no era judío; luego vinieron por mí y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre”. Memoria, amigos, no olvidemos la memoria.

Comentarios

* Los comentarios son moderados. Radio Habana Cuba no se hace responsable de las opiniones vertidas aquí.


Ir al contenido