La vida desmiente calumnias sobre Cuba

Editado por Maite González Martínez
2018-12-13 08:31:07

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Jóven médico guatemalteco graduado en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba. Foto / Guillermo Alvarado / RHC.

Por: Guillermo Alvarado

Recientemente tuve oportunidad de viajar al municipio guatemalteco de Todos Santos, ubicado en un costado de la imponente sierra de Los Cuchumatanes, y que por su ubicación geográfica durante muchos años permaneció aislado de los poblados y ciudades cercanas, lo que permitió mantener sus raíces culturales casi intactas.

Por Todos Santos no se pasa; para verlo hay que ir hasta allí por carreteras que bordean la sierra, no exentas de peligros, pero también con una impresionante vista del noroccidente guatemalteco plagado de valles, montañas y a lo lejos espigados volcanes que forman la espina dorsal del ramal sur de la Sierra Madre.

Fui huésped de la familia del joven médico Víctor Pablo Pérez, miembro de la comunidad mam y con ellos tuve el privilegio de conocer algunos rasgos de la vida cultural que allí tiene lugar. Por deferencia a los invitados se hablaba en castellano, porque su idioma materno está intensamente vivo. Además, hombres y mujeres de todas las edades usan con orgullo su traje ancestral.

Conversando con miembros de la comunidad me explicaron la importancia de tener un médico que los consulta en su propia lengua, que viste igual que todos, los toca, les mira a la cara y al que pueden acudir aunque no tengan dinero. En los días de fiesta baila y come con ellos y participa en sus tradiciones como uno más.

Víctor se graduó en la Escuela Latinoamericana de Medicina, ELAM, creada por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, justamente para formar profesionales como él, que retornen a su lugar de origen y trabajen con los suyos.

No hay en Guatemala, ni en la mayoría de países de nuestra región, doctores que estén dispuestos a dejar la comodidad de las ciudades para asistir a sus semejantes en sitios remotos, de difícil acceso, y allí radica la genialidad de Fidel de crear una facultad de medicina a donde vengan jóvenes de esos lugares y retornen ya formados, con una visión diferente de su tarea.

En Cuba aprendieron que el paciente no es un cliente que paga una factura. Es un ser humano que sufre y no necesita solo medicamentos o aparatos, sino también calor, afecto, comprensión, confianza.

Cierto es que hubo quienes perdieron el camino por seguir la ruta del dinero, pero en Todos Santos aprendí que hay muchos en esa región que honraron su palabra.

También escuché decir que no sólo volvieron como buenos médicos, sino como personas diferentes, más grandes desde el punto de vista humano y que eso lo aprendieron en Cuba.

Hago esta historia porque resulta que el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, publicó un documento donde de manera artera y falaz acusa a Cuba, un país bloqueado hace más de medio siglo, de violar los derechos humanos.

Como le recordó a este funcionario el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y como lo demuestra la vida misma, “Mientras otros exportan armas y guerras, Cuba comparte conocimientos y servicios”.

La práctica, recuerden amigos, es el criterio para llegar a la verdad.



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