Trump enfrentará a sus demonios en febrero

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-01-14 09:22:39

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Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

Largos serán los días para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de aquí y hasta el 7 de febrero próximo, cuando su antiguo abogado personal, Michael Cohen, hará una comparecencia pública ante el Congreso donde promete contar las jugadas sucias que realizó a nombre de su expatrón.

El jurista cumple una condena de tres años de prisión por los delitos de fraude fiscal, falso testimonio y violaciones a la ley electoral y se ha convertido en un activo colaborador del fiscal especial Robert Mueller, que investiga varias irregularidades cometidas por el presidente Trump, entre ellas una presunta intervención rusa en los resultados de los comicios que lo llevaron a la Casa Blanca.

Muchas de las cosas que dirá Cohen ya son bastante conocidas, como los pagos de cientos de miles de dólares a cambio de su silencio a dos mujeres con las que el ahora jefe de Estado mantuvo relaciones extra matrimoniales.

Lo verdaderamente importante es el escenario donde las declaraciones tendrán lugar, el recinto Parlamentario, y el hecho de que la sesión será pública, es decir que no habrá posibilidad alguna de manipular lo que se diga.

Para numerosos especialistas este es el problema más grave que Donald Trump tiene en estos momentos y que todas sus actividades, más o menos disparatadas, de las últimas semanas no son más que una cortina de humo para desviar la atención de la gente y los medios de comunicación.

Así se explicaría, por ejemplo, la prolongada pugna con la Cámara de Representantes a propósito de la asignación de unos cinco mil millones de dólares para cercar por completo la frontera con México.

Llegó incluso a inventar una crisis de seguridad nacional en la región sur del país con el manido argumento de que los migrantes son la principal causa de la inseguridad y la violencia que azota a su nación.

Ocurre igual con el anuncio del inminente repliegue de las tropas que ocupan de manera ilegal parte del territorio de Siria y completar la retirada de los soldados de Afganistán, promesa también hecha, e incumplida, por tres de sus antecesores.

Al mismo tiempo se realiza una intensa campaña para desacreditar lo más posible al abogado Cohen, al que tratan de presentar como un mentiroso patológico, un hombre resentido, débil e incoherente.

Es verdad que la conducta del jurista no habla mucho a su favor, pero también lo es que sus servicios a lo largo de una década al lado de Donald Trump le habrán permitido acumular una gran cantidad de datos y documentos que podrían resultar irrefutables.

Serán pues tres semanas intensas para el magnate presidente, que debe estar trabajando aceleradamente para evitar que su ya desgastada figura resulte aún más erosionada en un año que, recordemos, es clave para la contienda electoral de 2020.



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