Por: Guillermo Alvarado

Las principales bolsas de valores de Europa, Asia y América cayeron de manera estrepitosa ante el peso de la expansión del Covid-19, combinado con la falta de un acuerdo entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, y algunos de sus principales socios.

Entre los daños ocasionados por la nueva cepa de Coronavirus figura la caída de la actividad económica en las naciones afectadas, particularmente en China, lo que provocó una marcada baja en la demanda de crudo y empujó los precios a mínimos históricos.

Liderada por Arabia Saudita, la OPEP intentó una disminución en la producción de petróleo para proteger el precio, pero la maniobra chocó con la oposición de sus asociados, entre ellos Rusia.

En consecuencia el valor del barril de carburante cayó entre 20 y 30 por ciento, peor aún de lo que había ocurrido en 1991, cuando la primera guerra del Golfo, y este lunes arrastró consigo a los mercados bursátiles.

Al iniciar las actividades en Nueva York los principales indicadores, el Dow Jones, Nasdaq y Standard and Poors, perdieron más de siete puntos, lo que obligó a suspender las operaciones para evitar caídas mayores.

Similar situación se produjo en los mercados de Asia y Europa, este último continente bajo el temor del rápido incremento de infectados y fallecidos por el virus.

De acuerdo con los más recientes registros, hay en Europa unos 15 mil contagiados con el Covid-19 y ya el gobierno de Italia tuvo que poner en cuarentena una parte de la región norte de la península para tratar de impedir el avance de la enfermedad.

En ese país hay casi 9 mil 200 casos confirmados y la cifra de muertos se eleva a 463. Médicos locales aseguran que en determinados sitios se está trabajando prácticamente en condiciones de guerra.

Francia es el segundo más afectado, con mil 412 positivos y 25 fallecidos y le siguen España, con mil 200 casos; Alemania, con mil 100 y Suiza, con 374.

El presidente francés, Enmanuel Macron, llamó a sus colegas de la Unión Europea a formar un frente común para frenar la epidemia, mientras su ministro de Economía y Finanzas, Bruno le Maire, pidió implementar un programa para recuperar la producción cuando termine la crisis.

Crece cada vez más la convicción de que se trata de una amenaza global, que sólo puede ser resuelta por medidas también de alcance general y quizás cuando termine dejará alguna enseñanza a nuestra especie.

Ni los más asombrosos avances tecnológicos, o las sofisticadas armas para matar que el hombre ha desarrollado, nos hacen menos vulnerables ante un organismo infinitamente pequeño, como es un virus. A lo mejor aún estamos a tiempo de desechar una nefasto modelo de producción y consumo, y descubrir una manera distinta de vivir.