Museo Egipcio del Cairo ampara pasado faraónico

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-07-30 08:02:06

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Foto: PL.

El Cairo, 30 jul (RHC) Con casi un siglo de exclusividad, el Museo Egipcio del Cairo cederá la mayor parte de sus colecciones sobre la seductora civilización faraónica al Gran Museo, una colosal edificación donde podrán exhibirse más de 100 mil piezas conservadas con celo en las añejas bóvedas del primero.

No obstante, la confusión que implica trasladar de un sitio a otro las joyas del pasado, la céntrica casona de estilo neoclásico recibe a visitantes interesados en observar entre viejos ataúdes, esfinges, papiros y otros tesoros arrebatados a montañas de arena durante azarosas exploraciones.

En preparativos para la mudanza parcial hasta la gigantesca construcción en la planicie de Giza, el museo pionero que abrió sus puertas en 1902 y expone más de 20 mil curiosos objetos, saluda a los recién llegados con la monumental imagen del faraón Ramsés II, uno de los más importantes de su estirpe y a quien bautizaron como "El gran ancestro", creador del Templo de Abu Simbel.

Sarcófagos, amuletos, collares y otros adornos asoman en los pasadizos de la instalación de varias plantas, que resulta insuficiente para exhibir la totalidad de sus fondos, completamente originales.

El recorrido por dicho centro, situado en las inmediaciones de la emblemática Plaza Tahrir, está concebido en orden cronológico siguiendo la evolución de esa cultura en los tres imperios: Antiguo, Medio y Nuevo.

Al caminar por sus pasajes cargados de evidencias es posible adentrarse en un mundo de sepulcros decorados, estatuas de distintas tallas, indumentarias de cada una de esas épocas y el ajuar que acompañó a reyes y sus reinas.

Entre sus reliquias sobresalen las cámaras que conservaron durante siglos a la momia de Tutankamón y los numerosos detalles que acompañaron su corta existencia como monarca, entre ellas camastros, un maniquí para elaborar sus trajes, muebles que usaba con frecuencia, sandalias, algunas dagas, sin olvidar su fastuoso trono confeccionado con fragmentos de oro, marfil y piedras preciosas.

Su padre Akenatón, quien impuso la adoración a un solo dios (Atón, deidad solar) en contraste con el politeísmo tradicional, es otro de los personajes reverenciados en el Museo Egipcio del Cairo, y donde muestran esculturas inspiradas en su figura y otros vestigios de su gobierno en Amarna.

Llaman la atención igualmente las de Micerinos y Kefrén, y la más pequeña de todas que clasifica como miniatura.

Se trata de la obra que recrea paradójicamente a Keops, quien construyó la Gran Pirámide de Giza, primera y única maravilla de la antigüedad que sobrevive.

Los faraones (Micerinos, Kefrén y Keops) levantaron las tres pirámides, símbolos de Egipto, cuyas vistas han dado la vuelta al mundo.

El conjunto que está ubicado en la planicie de Giza, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

La poderosa Hatshepsut, quien gobernó con éxito durante unos 20 años y cuyo reinado irradió influencias más allá de las fronteras del territorio egipcio, es una de las mujeres realzadas dentro de la atractiva exposición, además de Nefertiti, perdida en la historia por la ausencia de datos sobre su desenlace.

Por la carga histórica de cada pieza, resulta conveniente visitar el lugar de preferencia junto a guías a fin de aprovechar todas las referencias sobre esos antepasados, cuyas huellas perduran en viejos templos y necrópolis, así como en las profundidades del desierto.

Reyes del Alto y Bajo Egipto, representados en el papiro y el loto, cautivan a los amantes de la egiptología con sus corpulentas figuras (ideal de ese grupo humano), atuendos, colgantes y máscaras de material aurífero, al igual que de piedras preciosas, usadas también para resaltar la brillantez de los ojos.

Tal parte del cuerpo fue un elemento importante para esa cultura, pues -de acuerdo con sus creencias- a través de los mismos podían ver la eternidad durante y luego del viaje al más allá, comentó a Prensa Latina el arqueólogo Mohamed Abdelgawad.

Pisar los pasillos del Museo Egipcio del Cairo que atesoran mileniosde historia, es como "tocar el aire", todo un privilegio, recomendado incluso en tiempos de pandemia, siempre que la travesía acontezca protegidos con mascarillas, una norma para permitir la entrada.

La nueva instalación será inaugurada el venidero año, y es considerada por los egipcios como la cuarta pirámide o el mejor regalo para las futuras generaciones, alineado con las icónicas construcciones de Giza, donde perviven igualmente rastros de sus artífices y de la curiosa barca solar. (Fuente: Prensa Latina)



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