Un Irime en Pogolotti

Editado por Jessica Arroyo Malvarez
2017-09-06 09:44:16

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Por Jessica A. Malvarez

Hoy día santeros, paleros, babalaos, espiritistas, y demás personajes que engloban la sincrética religión afrocubana coinciden en su respeto y temor hacia una sociedad secreta que, originada en los esclavos negros traídos de África hacia Cuba, ha persistido hasta la actualidad: los abakúa.

La sociedad Abakuá en la nación caribeña tiene casi dos siglos existencia, se cree que fue fundada en el municipio de Regla el 6 de enero de 1836. Desde sus orígenes han predominado sobre ella leyendas negras utilizadas para criminalizar a sus miembros y ratificar formas de racismo y discriminación.

En nuestros días sus códigos, solidaridades, lenguajes, bailes y liturgias, diseminados como nunca, se han convertido ya en un hecho cultural y religioso cotidiano, a la par de otras expresiones de similar origen.

De todos los cultos y credos africanos; Santería, Vodú, Candomblé, Regla de Ocha, Palo Monte, etc, ninguno permanece tan secreto como la Sociedad Secreta Abakua o Ñañiguismo; sobre todo para las mujeres quienes como regla principal no pertenecen a este culto.

Es necesario reconocer que poseen una positiva relación entre el concepto de hombría y algunos de sus atributos sociales, tales como: valentía, discreción, respeto a los mayores, laboriosidad, solidaridad, ser buen hijo, buen padre, buen amigo.

Así nos confirma Yosvany Robledo practicante que reside en el barrio capitalino de Pogolotti, quién además señala que cada plante tiene sus particularidades.

“Se llama religión Abakúa, religión de hombres. Los abakúas de Pogolloti no son diferentes a muchos pero son diferentes a casi todos, porque Pogolotti es un barrio religioso, hay abakuases paleros, pero mantienen la línea.

Nosotros somos una religión de hombres, con el deber de ser buen hijos, buen padre, buen amigo, buen hermano...”

La juramentación

“Me presenté como con 14 o 15 años y me juré con 21, estuve 7 años presentado hasta que me admitieron”.

Para Yosvany, la casa-templo de su juego, es el espacio donde se expresan las raíces de la religión Abakúa.

“Aquí es donde hacemos las actividades, los llantos, las fiestas, la velada de la virgen, la junta. Aquí hacemos todo lo que tiene que ver con abakúa”

Esta religión se encuentra en los límites de la marginalidad y lo popular. Por desconocimiento, se le considera una asociación de personas de bajo nivel, delincuentes activos o en potencia. A su vez los nuevos adeptos, la consideran la máxima expresión de la valentía.

Hay mucho desconocimiento sobre esta sociedad conocidos además como los Masones de África; precisamente su característica fundamental que es el secreto, hace inaccesible el conocer a fondo todo lo que encierra ser un abakuá.

Hay muchachos que no piensan bien y utilizan la religión como escudo para resolver sus problemas, eso no es el abakúa, recalca Yosvany. Aquí no te dicen que resuelvas un problema para jurarte, al contrario no puedes o no debes tener problemas.

Mucha gente piensa que los abakúa son lo más malo que hay. Yo no le tengo miedo a nadie, nadie me tiene miedo a mí; yo respeto a todo el mundo , todo el mundo me respeta; mi forma de vida no va con agredir a nadie. La religión va, con que la gente te respete un poco más por tus valores”



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