Javier Méndez: La excepción de la regla

Editado por Maite González Martínez
2020-04-21 10:44:14

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Foto / Magazine / Pedro Enrique Rodríguez

Por: Lemay Padrón (Cubasí)

La Habana, 21 abr.- ¿Qué por ciento hay de que alguien nacido en un pueblo de pescadores, sin antecedentes deportivos en su familia, termine siendo uno de los mejores jardineros centrales que ha dado la pelota cubana?

La excepción de la regla, en este caso, es Javier Méndez, quien este 22 de abril cumplirá 56 años, seguramente en un cumpleaños atípico por la pandemia.

Pero la excepcionalidad del capitalino no se detuvo ahí, pues su mayor muestra de desenfado y de ir en contra de lo establecido era su peculiar forma de fildear en la pradera central. Todos los cánones dicen que se debe hacer con las dos manos para evitar errores, pero Javier no sólo lo hacía con una, sino incluso tirando un guantazo, con precisión exacta de dónde estaría la pelota en el momento justo para barrerla con su guante.

No sabe preparar un anzuelo, pecado mayúsculo para un nacido en Santa Fe, pero persistió hasta que llegó a vestir la franela de un equipo Cuba juvenil a pesar de no haber pasado por una EIDE (no lo aceptaron en su momento). Y no estamos hablando de una selección nacional cualquiera: sino probablemente del mejor equipo de esa edad reunido jamás en esta isla. Si no lo cree eche un vistazo a estos nombres: Omar Linares, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Lázaro Vargas, Jorge García, René Arocha, Pablo Miguel Abréu, Osvaldo Fernández, Osvaldo Duvergel, Faustino Corrales y el Javi, por supuesto.

Con el equipo Cuba de mayores no tuvo mucha suerte, en parte por las lesiones y la calidad de quienes en ese momento eran los titulares, y en parte también por algunas injusticias, esas que lo dejaron con el mal sabor de boca de no haber podido ser campeón olímpico.

Se integró a sus amados Industriales cuando vivieron quizás su momento más memorable: aquel jonronazo de Marquetti, aunque también se despidió a lo grande en 2003, una de sus mejores temporadas a nivel individual y colectivo.

Sobre eso, hay otro momento que marsa su excepcionalidad, y fue el hecho de no aceptar aquel retiro masivo que se dio a finales de los años 90. Por suerte para Cuba y para el béisbol capitalino.

Luego volvió para dirigir a Industriales sin demasiada suerte, pero nos parece que ese no es un capítulo cerrado.



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