Fidel, el don de la palabra

Editado por Maite González Martínez
2019-11-25 07:59:20

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Fidel Castro, discurso en la ONU 1979.

Por: Guillermo Alvarado

Hay hombres que irradian luz sin consumirse jamás y tienen esa rara cualidad de decir con palabras sencillas, contundentes y claras las más grandes verdades e imprimirlas como con fuego en la mente y el corazón de los demás. Fidel Castro es en nuestro tiempo un ejemplo de ello.

Cuando se piensa en Fidel, generalmente su recuerdo viene asociado a alguna de esas frases que como perlas introducía en sus discursos que fueron jalonando la historia en la segunda mitad del siglo pasado y los años iniciales del presente.

Visionario y con profunda fe revolucionaria, sorprendió con palabras plenas de optimismo en las más adversas condiciones, como al ser juzgado el 16 de octubre de 1953 por el asalto al Cuartel Moncada cuando afirmó lapidario: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.

Pocos años después, tras el revés de Alegría de Pío que siguió al desembarco del yate Granma, al reunirse con su hermano Raúl y constatar que contaba con un puñado de hombres y siete fusiles afirmó: “Ahora sí, ganamos la guerra”.

El 1 de enero de 1959, advirtió desde el Parque Céspedes en Santiago de Cuba que: “La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros.”

Su talla de estadista se universalizó el 26 de septiembre de 1960, en ocasión de su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU.

Ese día ante dignatarios de todo el mundo pronunció una frase que podría estar inscrita en todas las casas de gobierno, sobre todo en las de los países desarrollados: “Cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra.”

Momentos trágicos fueron el marco para explicar el carácter de la Revolución. Cuando el atentado contra el buque La Coubre, en marzo de1960 Fidel dijo: “Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería Patria o Muerte. ¡Patria o muerte!”.

Al despedir el duelo por los caídos durante los bombardeos que precedieron a la invasión de Playa Girón, el 16 de abril de 1961, definió para Cuba y el mundo que “Esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes”.

Quién no lleva en su memoria las palabras ante una Plaza repleta de dolientes luego del ataque contra una nave de Cubana de Aviación: “No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!”

Precisaría un libro analizar el concepto de Revolución hecho por Fidel el 1 de mayo del 2000, pero el tiempo solo me permite citar algunos extractos: “Revolución es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos;… es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional;… es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad…”

Revolución, amigos, es Fidel.



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