Colombia: Militarizar la política y fabricar el enemigo interno

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2021-05-06 07:11:05

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Luisa Gonzalez / Reuters

Por: Roberto Morejón

Los desmanes de los cuerpos de seguridad de Colombia contra quienes protestaban por un proyecto de nefasta reforma tributaria, se inscriben en una filosofía del poder que concibe al Estado para aplastar disensos.

El expresidente Álvaro Uribe, guía indiscutible del derechista partido de gobierno, Centro Democrático, defendió en la red social Twitter el uso de las armas por policías y militares para neutralizar la irritación ciudadana.

Si bien el mensaje fue eliminado por vulnerar las normas de la red al “glorificar la violencia”, la intención quedó manifiesta.

Los opositores entendieron el propósito del mentor del presidente Iván Duque.

Uribe maneja hilos clave, a pesar de renunciar a su asiento legislativo, en medio de sus encontronazos con la justicia, de los que, por cierto, sale con pocos rasguños.

Junto a Uribe actúan en Colombia clanes poderosos, empresariales y oligárquicos, los mismos que logran imponer matrices de opinión y desembarazarse de la persecución mediática o de la justicia.

La extrema derecha y diversos gobiernos de Centro Democrático impusieron en Colombia procedimientos nada ortodoxos, como el uso de la mentira política para disuadir las campañas de los adversarios.

Otras armas predilectas de la reacción han sido militarizar la política, criminalizar las protestas y asociar el gobierno a las entidades de control.

En Colombia persisten la represión interna, desapariciones, crímenes y extorsiones de líderes sociales y, más recientemente, las masacres de activistas y ex guerrilleros.

La asfixiante propaganda oficial atribuía a los rebeldes la responsabilidad de todo, un recurso utilizado todavía hoy, porque queda la excusa de la presencia aun de irregulares.

Recuérdese que en el país sudamericano con frecuencia la mentira reemplaza a la verdad y es indispensable apuntalar la efigie del enemigo interno, contra quien sería impostergable utilizar la intimidación.

No resulta entonces aislado el manejo de la mano dura de los cuerpos especializados antimotines, como ocurrió recientemente, y antes en la oleada de manifestaciones contra el gobierno de Duque, a finales de 2019 y en septiembre de 2020.

A pesar de ello, Colombia es adornada con los mejores epítetos por la OEA de Luis Almagro, y las administraciones estadounidenses.

No importa que los tanques pensantes de Centro Democrático ensalcen el gatillo alegre.



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