El escándalo de la cloroquina en Brasil

Editado por Maite González Martínez
2021-05-26 06:36:12

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El presidente Jair Bolsonaro promueve el uso de la hidroxicloroquina para prevenir el coronavirus, Brasilia, 16 de septiembre de 2020. Foto: Sergio Lima / AFP

Por María Josefina Arce.

Vuelve a estar en el debate público la controvertida cloroquina, que irresponsablemente el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aconsejaba tomar contra la COVID 19 y que además, de acuerdo con testimonios de personal de la salud, se les obligaba a emplear en el tratamiento a los enfermos.

El medicamento, ineficaz ante la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, salió a relucir en las sesiones de la Comisión del Senado que investiga el accionar del gobierno ante la actual emergencia sanitaria.

En las audiencias se conoció que incluso, el Ministerio de Salud sopesó la posibilidad de cambiar el prospecto de la cloroquina para emplearlo contra la dolencia. La revelación fue hecha por el ex ministro de la cartera Henrique Mandetta y el director de la Agencia Nacional de vigilancia sanitaria, Antonio Barra.

Pero hay más y evidencia la política discriminatoria y criminal puesta en marcha por el actual gobierno contra los pueblos nativos. Al menos 265 mil tabletas del fármaco, junto a otros también inoperantes ante la COVID 19, fueron  distribuidos a indígenas de cinco estados del país suramericano.

En su comparecencia el ex ministro de salud Eduardo Pazuello, quien durante su gestión liberó el uso de la cloroquina, negó haberlo distribuido entre los nativos

Sin embargo, documentos y registros del propio Ministerio de Salud contradicen las versiones de que la compra y distribución de estas medicinas estaban destinadas a otras enfermedades como se pretende hacer ver ahora.

Parte de estos medicamentos fueron adquiridos directamente por los DSEI, Distritos Sanitarios Especiales Indígenas, vinculados al ministerio y cuya labor ha sido ampliamente criticada por estas comunidades.

Los pueblos autóctonos han denunciado en reiteradas ocasiones la ausencia de acciones concretas del gobierno para hacer frente a la pandemia en sus territorios.

Las autoridades minimizaron en todo momento la gravedad de la situación en estás áreas y el resultado es  que ya se contabilizan 163 comunidades afectadas, los contagiados sobrepasan los 50 MIL y MIL los fallecidos.

A esto se suma el aumento de las incursiones en sus territorios de mineros y madereros poniendo en riesgo la salud de sus pobladores.

Lo cierto es que desde que llegó a la presidencia en 2019 Bolsonaro ha favorecido la invasión de las tierras Indígenas, lo que ha provocado la muerte de varios líderes de esas etnias.

Los indígenas han manifestado que Bolsonaro les está robando su futuro, pues los priva de sus ancestrales territorios y recursos, y pone en peligro su salud al alentar la irrupción en sus tierras de personas ajenas que pueden portar la enfermedad, altamente contagiosa y letal.

El presidente brasileño ya ha sido denunciado en la Corte Internacional de la Haya y en la ONU por incitar al genocidio y ataques sistemáticos contra los pueblos originarios, una política criminal que ha ganado fuerza durante la COVID 19.



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