Con serenidad, cubanos enfrentaron a Ida

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2021-08-30 07:52:36

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Afectaciones huracán Ida. Foto: Internet.

Por: Roberto Morejón

La acertada previsión, la serenidad y el hecho de que el huracán Ida cruzara sin fuerza superlativa por el territorio, permitió que los daños causados en Cuba no fueran significativos.

Sin embargo, los enérgicos vientos de hasta 130 kilómetros por hora y las lluvias impactaron en varias regiones, levantaron cubiertas de techos ligeras, derribaron árboles y soportes del tendido eléctrico y telefónico, además de dañar sembrados.

La singular cultura sobre ciclones de las comarcas por donde traspuso el meteoro de sur a norte, es decir Isla de la Juventud y Pinar del Río en el occidente del archipiélago, ayudó a las faenas preventivas.

Y fue así a pesar del breve tiempo transcurrido entre la formación de la inicialmente tormenta tropical y su embestida al occidente cubano.

Para los cubanos resultaba decisivo proteger vidas, asegurar viviendas, sobre todo las de desventajosa condición arquitectónica y salvaguardar cultivos de tabaco y casas de curar la hoja en la conocida Vueltabajo.

Para Pinar del Río representó un desafío albergar a más de 10 mil personas residentes en zonas bajas, en viviendas vulnerables o expuestas a la penetración del mar, dado el repunte de la Covid-19.

No obstante, esa demarcación y el municipio de Isla de la Juventud, donde se evacuaron más de tres mil personas, tienen, como referimos, hábitos muy acentuados a causa de la recurrencia de los ciclones por el oeste de Cuba.

De ahí que si bien existiera la lógica expectativa sobre lo que pasaría exactamente con el huracán Ida, no había lugar para el desasosiego y el desamparo, dado que las instituciones se ponen en función del fenómeno natural.

Por esa razón aparece rebuscado y con propósitos de infundir la imagen de una población atemorizada el titular que acompaña a una información publicada en El Nuevo Herald.

“Asustados cubanos tratan de recuperarse tras el paso de Ida”, afirmaba truculentamente el cintillo, como parte de los febriles manejos para presentar un país en caos y huérfano de respaldo.

Es cierto que cualquier estrago incide en una economía atribulada, a causa del recrudecimiento del bloqueo estadounidense -inamovible bajo la administración demócrata- y de las huellas de la Covid-19 en las arcas públicas.

Pero en medio de carencias de alimentos e insumos médicos, los cubanos resguardaron organizadamente lo disponible, para minimizar las pérdidas e iniciar la recuperación, sin descuidar el peligroso rebrote de la pandemia.



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