El enemigo interno

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2022-01-24 07:31:26

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Armas en Estados Unidos

Por: Guillermo Alvarado

El alcalde de la ciudad estadounidense de Nueva York, Eric Adams, pidió ayuda al gobierno federal para contener el tráfico de armas de fuego en esa urbe, luego de varios incidentes ocurridos en los últimos días que dejaron varios muertos y heridos.

Recordó el funcionario que en ese lugar no existe ninguna fábrica de tales artefactos y, además, se establecieron controles muy rigurosos para su venta y portación, pero de todas maneras miles de ellos fluyen desde el resto del país por vías subrepticias.

La demanda de Adams es a todas luces loable, pero tiene muy pocas posibilidades de éxito en un país donde la posesión de armas de fuego, y la violencia generada por ellas, está enraizada en la cultura de la población y en la manera en que funcionan los mecanismos del gobierno.

Ninguna administración en las últimas décadas ha tenido éxito en contener esta plaga, por la sencilla razón de que fabricantes y comerciantes, por medio de la Asociación Nacional del Rifle, están detrás de las campañas para elegir gobernadores, senadores, representantes y hasta presidentes.

De esta manera la nación norteña se convirtió en uno de los mayores arsenales en todo el planeta, tendencia que se incrementa con el paso del tiempo.

Existen allí en estos momentos 120 armas por cada 100 habitantes, incluyendo en esa cuenta a bebés, niños o ancianos.

De acuerdo con estudios internacionales, Estados Unidos es el principal exportador del planeta de pistolas, revólveres, fusiles o ametralladoras, sin contar, por supuesto, armamento pesado terrestre, aéreo o marítimo.

Curiosamente es también el mayor importador de esos instrumentos, que representan un gasto anual de dos mil 200 millones de dólares, muy por delante del segundo clasificado en esa lista, Canadá, con 350 millones.

O sea, no sólo es el que más produce y vende, sino que también el que más compra en el mercado internacional.

Los costos sociales y humanos de esta irracional conducta son evidentes. Apenas en las dos primeras semanas de enero de 2022 murieron víctimas de disparos mil 551 personas, que representan 110,8 seres humanos eliminados al día o, si lo prefiere ver así, 4,6 a cada hora.

Las estadísticas se refieren a los que son atacados por diversas razones, o quienes deciden poner fin a su propia vida con el recurso que más tienen a la mano, un arma de fuego.

¿Quién pondrá el cascabel al gato en este negocio que se paga con tanta sangre y dolor? Confieso, amigos, que yo no tengo esa respuesta.  



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