El bloqueo contra Cuba, ¡basta ya!

Editado por María Candela
2017-02-06 20:19:31

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Por: Jorge Wejebe Cobo/ACN

El siete de febrero de 1962, luego de que días antes el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy firmara la Orden Ejecutiva correspondiente, se hizo efectivo el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, mientras que  la CIA y el Pentágono, después del fracaso de la invasión de Playa Girón,  llevaban adelante la Operación Mangosta, que incluía planes de atentados a dirigentes,  principalmente contra Fidel; así como acciones de terrorismo, espionaje, alzamientos en las montañas y subversivas con lo cual La Casa Blanca esperaba derrocar la Revolución cubana en pocos meses.

No obstante, no fue precisamente ese mandatario quien dio inicio a esa política. En el mismo  febrero de 1959 Cuba denuncia la existencia en bancos norteamericanos de 424 millones de dólares robados por personajes batistianos que nunca fueron   devueltos y ese propio mes el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU deniega un limitado crédito solicitado por el Banco Nacional de Cuba.

En   junio siguiente,  el Departamento de Estado norteamericano convoca una reunión para orientar que "correspondía al Gobierno de Estados Unidos asumir de inmediato una posición muy firme contra la Ley de Reforma Agraria y su implementación. (...) La mejor manera de alcanzar el necesario resultado era la presión económica."

De acuerdo con esa doctrina el presidente Eisenhower en su último periodo en el poder, antes de asumir Kennedy, se encargó en 1960 de  restringir la exportación de petróleo, el cese  de operaciones de empresas estadounidenses en suelo cubano y  decretó la reducción de la cuota azucarera a la Isla,  entre otras medidas.

Además,  esa administración inició la tradición para los siguientes 50 años  de dobles de  los gobiernos norteamericanos al acompañar siempre sus políticas públicas  con  sórdidos programas secretos de la comunidad de inteligencia.

En años posteriores el bloqueo  se fue perfeccionando con  una intrincada red de medidas, leyes, decisiones ejecutivas  y extendió  las acciones punitivas con  presiones políticas, diplomáticas y económicas contra todos los países, compañías, bancos y cualquier entidad que estableciera relaciones  con nuestro país, con lo cual viola todas las normas del derecho internacional y causa grandes daños al pueblo cubano.

Después de la caída de la URSS y el Campo Socialista con el que Cuba sostenía más del 70 por ciento de sus relaciones comerciales, se renovaron las esperanzas de la Casa Blanca y de la mafia  cubano americana de la caída inminente de la Revolución e  iniciaron una de las etapas más criminales  de la política  de bloqueo,  que buscaba provocar un verdadero genocidio por hambre, enfermedades y la imposibilidad de subsistencia del pueblo cubano.

Para este fin en 1992 y 1996 se promulgaron la Ley Torricelli  y la Helms–Burton, respectivamente,   con las cuales se reforzó la extraterritorialidad del bloqueo con multas, incautaciones, persecución legal y acciones represivas  contra intereses, propiedades y personas de terceros países que comerciaran o invirtieran en la ínsula.

Además, se limitaron las prerrogativas del Presidente para suspender esta política  y se fortaleció el papel del Congreso para llevarla adelante en forma de ley.

Desde 1992, en que se presentó la moción cubana contra el bloqueo en la Asamblea General de la ONU, el mundo ha votado contra ese engendro, con excepción de EE.UU e Israel y unos pocos países sometidos a la presión estadounidense.

Por el proceso de normalización de relaciones entre los dos países, iniciado en diciembre de 2014, EE.UU e Israel, su eterno aliado, se abstuvieron en la votación de 2016  por lo que esa política no tuvo ningún patrocinador esta vez y fue total su repudio.

Pero a pesar del clima de distensión prevaleciente desde la anterior administración  del presidente Barack Obama, el bloqueo se mantiene intacto como el más largo  y genocida de la historia,  iniciado en aquel lejano año de 1962 por el presidente Kennedy pensando quizás que bastarían solo  algunos meses de su implementación para el derrocamiento de la Revolución, que continúa enfrentando la genocida política con la resistencia heroica de su pueblo como protagonista.



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