La mejor iglesia es aquella que no excluye a nadie de su seno

Editado por Maite González
2023-01-23 06:32:36

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Por: Pedro Martínez Pírez

Lejos estaba yo de saber, cuando se me confío la misión de presentar en la televisión cubana al cardenal cubano Jaime Ortega, que tendría yo que narrar las cuatro misas celebradas por el Papa Juan Pablo II durante su viaje apostólico a Cuba del 21 al 25 de enero de 1998.

Al Cardenal Jaime Ortega le correspondió confirmar la visita del Papa y lo hizo en un set de la televisión cubana en que figuraba en un primerísimo plano la imagen de la Virgen de La Caridad del Cobre, la Patrona de Cuba.

Fue todo un acontecimiento la presencia del Cardenal cubano en la televisión nacional, y para mí una misión periodística desafiante, pero estimulante, pues no era plantilla, sino colaborador de la televisión cubana.

En realidad, yo tenía una magnifica relación con el Cardenal Jaime Ortega, lamentablemente fallecido, en La Habana, a los 82 años de edad el 26 de julio de 2019. Nos veíamos y conversábamos con frecuencia con él y otros religiosos cubanos, especialmente el padre Carlos Manuel de Céspedes, Vicario General de la Arquidiócesis de La Habana, también ya fallecido.

En esa época yo era todavía diputado nacional, pues había sido electo en 1993 para un mandato de cinco años, y colaboraba cada noche con entrevistas y comentarios en HOY MISMO, un canal de televisión surgido en pleno período especial.

Recuerdo con mucho afecto al conductor del Canal, el colega periodista deportivo Héctor Rodríguez, y a otros colaboradores como Jorge Enrique Mendoza y Enrique Núñez Rodríguez.

Según la planificación del trabajo periodístico a mí me correspondía narrar la primera y la tercera misas del Papa, y a otro colega de la televisión la segunda y cuarta, pero para sorpresa mía llegaron indicaciones del Comandante Fidel Castro, luego de la narración de la primera homilía en Santa Clara el 22 de enero de 1898, de que yo debía continuar narrando las misas del Papa, en Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana. Es decir, todas las homilías del Papa.

Aquello constituía para mí un gran desafío como periodista, aunque tenía el apoyo de dos sacerdotes, un cubano de Pinar del Río y un venezolano de la Radio del Vaticano.

Fue una experiencia espléndida no solo para la televisión cubana, sino también para Radio Habana Cuba, y mereció el reconocimiento de la FELAP, la Federación Latinoamericana de Periodistas.

En la Nunciatura Apostólica de La Habana recibí días después la Medalla de la visita del Papa Juan Pablo II, que conservo entre los reconocimientos y premios de mi larga carrera periodística.

Pero el trabajo por la visita apostólica del Papa Juan Pablo II no había terminado.

Pedro Martínez Pírez, Julio García Luis y Fidel Castro Ruz en un
estudio de televisión.

El Comandante Fidel Castro me invitó a participar en un programa de televisión para analizar la trascendencia de la visita de Juan Pablo II, en compañía del colega Julio García Luis, Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, quien había venido con el Papa en avión desde Roma.

Ello ocurrió unos días después en los estudios de la televisión cubana, y el diario GRANMA transcribió las preguntas de Julio y mías, así como las respuestas del Comandante Fidel Castro, todas evaluando el impacto de la primera visita de un Papa a Cuba.

Tras la histórica visita del Papa Juan Pablo II, vinieron también a Cuba el Papa Benedicto XVI, en 1912, y tres años después el Papa Francisco, quien envió un mensaje reciente a propósito del aniversario 25 de la primera visita papal a Cuba que fue agradecido por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

El pueblo y gobierno cubanos conservan, con afecto y respeto, recuerdos de la visita pastoral de Juan Pablo II a nuestro país, expresó Díaz-Canel, quien agradeció a Su Santidad el Papa Francisco por sus amables palabras en ocasión de conmemorarse el 25 aniversario de aquella histórica visita.

Días después las Iglesias Evangélicas cubanas reclamaron espacios en la televisión cubana para que fueran difundidos sus Cultos, y de nuevo debí compartir en el Estudio con el Reverendo Reinerio Arce, Presidente del Seminario Teológico de Matanzas, hijo de un gran amigo de igual nombre, ya fallecido.

Y como estamos en la víspera del 170 aniversario del prócer de nuestra independencia, José Martí, viene al caso recordar sus palabras: “La mejor Iglesia es aquella que no excluye a nadie de su seno”.



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