Oportunidad perdida

Editado por María Candela
2024-04-02 09:57:00

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Por Alfredo García Almeida*

El 29 de marzo de 2004, 7 expaíses socialistas, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia, ingresaron en la OTAN. En esa ocasión, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, declaró: “Rusia sigue considerando que la ampliación de la OTAN, es un paso equivocado hacia el fortalecimiento de la seguridad europea”.

Con esa decisión, se quebraba el compromiso de EEUU y Alemania con el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, en 1990, que la OTAN no avanzaría “ni una pulgada” hacia el Este, a cambio de que Gorbachov aprobara la permanencia de una Alemania unificada en la Alianza Atlántica y la retirada de las tropas soviéticas de la RDA. Desde entonces, los norteamericanos niegan la existencia de ese compromiso y los rusos se sienten engañados.

Sin embargo, existe un amplio registro de documentación desclasificada de la época, que demuestra la veracidad del compromiso verbal con Gorbachov del entonces secretario de Estado, James Baker, el canciller alemán, Helmut Kohl, y el presidente, George W. Bush, aunque no existe documento que lo certifique. A principios de 2014, Alexander Lukin, especialista en política exterior, responsabilizaba en “Foreign Affairs” a los sucesivos presidentes estadounidenses, de “olvidar las promesas hechas por los líderes occidentales a Gorbachov tras la reunificación alemana, de no ampliar la OTAN hacia el Este”.

El requisito previo para la creación de la OTAN, fue la doctrina de “contención de la URSS”, proclamada en marzo de 1947, por el entonces presidente, Harry Truman, recién terminada la II Guerra Mundial. La organización se fundó sobre la base del Tratado del Atlántico Norte, firmado el 4 de abril de 1949 en Washington, por los ministros de Asuntos Exteriores de 12 Estados: Bélgica, Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal y Estados Unidos. Comenzaba la “guerra fría”.

Sin embargo el salto expansivo de la OTAN hacia el Este, comenzó en 2004 recogiendo el despojo del colapso de la URSS, al incorporar a 7 países exsocialistas que se habían independizado, tras ser aceptados en la Unión Europea, UE. A partir de entonces, la OTAN perfiló a su “enemigo”: Rusia; y se amplió ocho veces, en particular hacia el Este.

Antes del colapso de la URSS, hubo tres oleadas de expansión: Grecia y Turquía en 1952, Alemania Unificada desde 1955 y España en 1982. En marzo de 1999, la República Checa, Hungría y Polonia, se unieron al bloque. Una nueva ampliación tuvo lugar en abril de 2009, cuando Albania y Croacia, se convirtieron en los miembros 27 y 28 de la OTAN.

Montenegro fue admitido en junio de 2017. Macedonia del Norte, se incorporó en marzo de 2020. Finlandia y Suecia, fueron incorporadas este año, teniendo como “enemigo” visible a Rusia, por la guerra en Ucrania, para un total de 32 miembros. En espera para su ingreso en la OTAN, están Bosnia y Herzegovina, Georgia y Ucrania.

Al cumplirse tres décadas de iniciado el debate sobre las promesas incumplidas de los líderes de EEUU y Alemania a Rusia, nuevas generaciones de políticos norteamericanos, alemanes y rusos, enfrentan las nefastas consecuencias de lo que fue, una histórica oportunidad pérdida para una paz duradera.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.  

 

 

 

 

 



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