
Foto: Estudios Revolución
La Habana, 3 de jun (RHC) Hay que tenerlos bien puestos para irle encima y desarmar al esbirro que viene por ti, a apresarte; y dejarlo boquiabierto, neutralizar a toda su patrulla y escapar de una muerte indiscutiblemente segura, junto a tus hermanos de noble causa y lucha.
No. No es una escena cinematográfica. Es un hecho real en Cuba, protagonizado no por un actor, sino por un joven revolucionario llamado Raúl Castro Ruz, tras el asalto al Cuartel Moncada, mientras que las fieras de la tiranía batistiana pedían sangre, con quien y como fuera.
¿Cómo no coincidir con Fidel? Si aquel día Raúl no actúa así, con el coraje y la determinación que le pusieron en vena Lina y Ángel, lo habrían liquidado horas después, como a tantos, sin derecho a un nuevo amanecer, a devenir más modelo que el nombre del presidio pinero, a retar el exilio, a colarse en el Granma, a no desplomarse en Alegría de Pío, a reaparecer armado en Cinco Palmas, a echarse la Sierra en un bolsillo y fundar un frente de batalla: el Segundo Frente Frank País García.
¡Qué va! Hermano de Fidel y con esos «truenos», trocando lo sucio en oro, el muchacho no podía resultar grato para quienes viven en y del lodo. Por eso no extraña el sambenito de hombre recio, intolerante, impositivo y unos cuantos «atributos» más que empezaron a cargarle.
Estos muchachos de hoy, que no llevan armas de fuego, sino celulares (acaso no menos peligrosos o vulnerables en el contexto ideológico actual), deben conocer cosas que no siempre les llegan por la vía del pupitre.
Por ejemplo, aquel joven Comandante guerrillero, a quien tildaban de duro, en menos de diez meses organizó departamentos de Justicia, Sanidad Rebelde, Obras Públicas, Tesorería, Propaganda e Inspección; tomó varios cuarteles y puestos de la Guardia Rural, le ocupó montones de armas al enemigo, organizó hospitales y puestos médicos de campaña, construyó escuelas y cientos de kilómetros de caminos y líneas telefónicas.
¿Alguien duda que era aquello la Revolución misma?
Por eso –y por numerosas cualidades más: fidelidad a prueba de cañonazos, lealtad a los principios, profundo humanismo, sentido del deber, permanente optimismo, sacrificio sin límite, intransigencia ante lo mal hecho, cubanísimo humor, desbordada pasión de padre, abuelo y esposo, amigo y hermano incondicional…
En efecto: el hermano que nunca le falló, el que aún cree escuchar nítida su voz, llamando a que «no nos engañemos creyendo que, en lo adelante, todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil»; el que jamás ha olvidado que unidad es también «la lucha común contra anexionistas, vendepatrias, corruptos…», y el que, desde la montura de la historia, reiteró en Santiago, en enero de 2024, que «vamos a salir de estas dificultades, como lo hemos hecho siempre, ¡combatiendo!
Son 94 calendarios desde su llegada al mundo por uno de sus trillos, en Birán. Hoy los brazos de nuestro Raúl están abiertos, al abrazo que, caramba, le seguiremos dando millones de cubanos agradecidos. (Fuente: Granma)