Omara, un símbolo cultural de Cuba, su amadísima patria.
Foto: El Espectador

Por Adis Marlen Morera Ruiz

La musicalidad que aflora de la voz de Omara Portuondo enamora allá donde se presenta esta intérprete, quien muestra encantos al mundo y prevalece como una de las figuras más elevadas del arte en Cuba.

Cuando este 29 de octubre la diva del Buena Vista Social Club celebra su cumpleaños 93, el universo musical viste de gala para homenajear a una artista enriquecida por su excelencia y habilidades interpretativas.

Cualidades que impulsaron su carrera profesional y le merecieron un lugar de mérito en el cuarteto vocal Las D’Aida, con Aida Diestro como directora, e integrado, además, por Elena Burke, Moraima Secada y Haydée Portuondo.

Reconocida como una de las principales cultivadora del feeling, la intérprete trasladó su arte a numerosos escenarios internacionales y participó en los festivales de Cannes, Francia; Orfeo de Oro, Bulgaria, donde conquistó el primer premio por la mejor interpretación, entre otros importantes certámenes.

Prestigió con su inigualable melodía el Buena Vista Social Club, proyecto que la llevó a recorrer el mundo e impulsó su actividad discográfica con los sellos Egrem (Cuba), Nube Negra (España) y World Circuit (Reino Unido).

Entre esas producciones que adornan su trayectoria se encuentra Vida, la cual promociona actualmente es diversas ciudades de Estados Unidos y le mereció una nominación a los Premios Grammy Latinos 2023, en la categoría de Mejor Álbum Tropical Tradicional.

Sobre la importancia que le concede a esta distinción cuando se aproxima su despedida de los escenarios confesó en exclusiva a la agencia Prensa Latina: “Es el trabajo de mi hijo Ariel, de mi nieta Rossio, y de importantes artistas que ayudaron a realizar este proyecto en medio de la pandemia de Covid-19”.

A la artista le sobran deseos para continuar deleitando a ese público que se resiste a privarse de su voz y talento, “la vida acaba cuando uno muere, yo no me despido, aprovecho mi fuerza para participar en conciertos y festivales, así que continúo con vida”, expresó.

Varios son los calificativos que adquiere en el medio sonoro: La diva del Buena Vista Social Club, La novia del feeling y Omara Brown. Sin embargo, ella prefiere ser recordada como Omara la que saluda a todos, siempre dispuesta a un reto, la cubana sencilla.

Casi al final de su trayectoria se aventuró a realizar un libro, “lo dejaré para que mi pueblo y el mundo conozca más de la vida de Omara, esa niña que nació pobre en La Habana Vieja, con un padre pelotero famoso, una madre maestra y dos hermanos, Haydee e Iván”.

Su admirable talento le valió numerosas distinciones, entre ellas el Premio Nacional de Música en 2006, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por el Ministerio de Cultura y Deportes de España, el lauro Songlines Pioneer, y el Premio a la excelencia musical de la Academia Latina de la Grabación.

Se suman a estos galardones un Premio Grammy Latino al Mejor Álbum Tropical Contemporáneo, y un Grammy Latino a la Trayectoria en 2009.

Al preguntarle cómo definiría en una palabra o frase su carrera, Omara Portuondo respondió: sana, sabrosa y cubana. Palabras que abrazan la majestuosidad de su arte y encierran la sencillez de un símbolo cultural. (Tomado de Prensa Latina)