Por: Guillermo Alvarado

Navegando en contra de la corriente, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el ultraderechista John Bolton, aseguró que con una gran alianza internacional, o sin ella, su país está dispuesto a deponer al legítimo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

El funcionario, muy aficionado a crear guerras de las que él personalmente está cuidadosamente alejado, agregó que no tiene miedo de aplicar en nuestro continente la Doctrina Monroe, aquella que dice que “América para los americanos…. Del norte”.

Se trata de una muestra más de desprecio de Washington hacia los países latinoamericanos y caribeños, a los que en esencia consideran aún como su traspatio, donde pueden hacer lo que les venga en gana y apropiarse de nuestros recursos cuando les haga falta.

No en balde en Moscú el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, aseguró durante una visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que respecto a Latinoamérica a Estados Unidos no le importan para nada conceptos como democracia o libertades y lo que pretende es someter a quienes no se plieguen a sus intereses o sus políticas.

La ecuación es muy sencilla: en Venezuela están las principales reservas comprobadas de petróleo, y Estados Unidos es el primer consumidor de crudo de todo el planeta y su producción va en constante declive.

Esto es lo que Bolton no dijo en una reciente entrevista al programa State of the Union, de la cadena de noticias CNN, durante la cual arremetió de nuevo contra lo que llamó una fuerte presencia de fuerzas de la seguridad cubana en Venezuela.

Parece que el asesor de Seguridad Nacional tiene serias dificultades para distinguir entre un médico y un oficial y eso será sin dudas porque el gobierno con el cual trabaja no tiene idea alguna de lo que es solidaridad, hermandad y humanismo.

Eso si, no olvidó mencionar a su antiguo mentor, Ronald Reagan, cuando afirmó que desde aquella administración “el objetivo de los presidentes estadounidenses es democratizar el hemisferio occidental”.

Hay buenas pruebas de ello en Granada y Panamá, sin olvidar las guerras centroamericanas donde Estados Unidos aportó las armas, entrenó a los torturadores y asesinos y es cómplice de la muerte o desaparición de cientos de miles de civiles.

Esto es lo que le tocaría a Venezuela si acaso el imperio norteño tuviese éxito en llevar la “democracia” hasta la Patria de Bolivar”, un regalo envenenado que ha dejado un reguero de sangre y sufrimientos en prácticamente todos los continentes.

Así lo advirtió la senadora rusa Valentina Matvienko cuando afirmó que “nos preocupa que Estados Unidos esté listo a todo tipo de provocaciones para que se derrame la sangre y encontrar motivos que justifiquen una intervención militar.”

Guerra avisada, amigos, no mata soldado.