Bolton: el crimen no paga

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-09-11 09:06:28

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Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

Uno de los arquitectos de los momentos más difíciles que hemos vivido en meses recientes fue John Bolton, quien estuvo detrás de las agresiones de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela, Irán y Siria, pero cuya iracundia no satisfizo a su jefe, Donald Trump, quien lo despidió sin ningún miramiento.

El hasta hace unas horas asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, influyó desde su cargo para recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene Washington contra Cuba desde hace más de medio siglo, el asedio de su tipo más prolongado de la historia.

La aplicación completa del título III de la Ley Helms-Burton, el cese de los cruceros hacia el archipiélago, la prohibición a los ciudadanos estadounidenses para visitar este país y la limitación de remesas que los cubanos residentes en la nación norteña pueden enviar a sus familiares, son algunas de las perversidades que Bolton impuso y que él mismo se encargó de anunciar.

Con la teoría del golpe nuclear preventivo contra la República Popular Democrática de Corea, pudo convertirse en el autor intelectual de una guerra atómica de ruinosas consecuencias para todo el planeta.

Nadie duda que estuvo detrás del abandono de Washington del acuerdo firmado por los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania, con Irán, que en 2015 dio un respiro de alivio a todo el mundo al rebajar las tensiones que amenazaban con incendiar el Oriente Medio.

Entusiasta seguidor de la guerra arancelaria contra China, de las acciones para desestabilizar a Nicaragua e imponer sanciones para impedir su desarrollo económico, John Bolton patinó en su proyecto para destituir al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, destruir a la Revolución Bolivariana e imponer al hombre de paja estadounidense en esa nación, Juan Guaidó.

La mascarada del ingreso de ayuda humanitaria desde Colombia en enero de 2019, así como el llamado a un inexistente levantamiento popular y militar contra Maduro a finales de abril, fueron groseras mentiras construidas para satisfacer a Trump y mantener a Bolton en el cargo que había ocupado en 2018.

Dicen algunos medios de prensa que su fulminante despido estuvo vinculado con el fracaso de una negociación con el movimiento de los talibanes para buscar una salida honorable a Estados Unidos de ese pantano político y militar llamado Afganistán, la guerra más larga e infructuosa que el imperio norteño ha librado en toda su historia.

La verdad es que desde hace unos meses el asesor de Seguridad Nacional estaba en un oscuro tercer o cuarto plano, las cámaras dejaron de seguirlo y sus desaguisados ya no fueron titulares. Era, en los hechos, un hombre desplazado.

Trump no es tonto, cualquiera que así lo piense se equivoca lamentablemente. Sabe que vienen tiempos difíciles para lograr su reelección en 2020 y que necesita limpiar un poco su establo si quiere tener una oportunidad en esa contienda. Bolton, por su parte, podría comenzar a aprender cuánta verdad hay en esa frase de que el crimen, no paga.



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