La batalla martiana contra el panamericanismo

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-02-16 13:03:18

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Foto: Archivo/RHC.

Por: Pedro Pablo Rodríguez

La Habana, 16 feb (RHC) La noche del 19 de diciembre de 1889 la oratoria martiana se vistió de gala ante un selecto público.

La Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York, fundada dos años antes y de la que José Martí era uno de sus artífices principales, ofreció una velada artística a los delegados de los países latinoamericanos a la Conferencia Internacional Americana convocada por Estados Unidos.

El cubano había publicado ya varios escritos en periódicos de Buenos Aires y de México en los que denunciaba los objetivos expansionistas de aquel cónclave, y en ese encuentro con los diplomáticos entregó un emotivo discurso en que, ante semejante peligro al que había calificado muchos años antes de 'colosal', fundamentó su reclamo de una acción unida de los pueblos que él llamaba Nuestra América.

Bajo el título de "Madre América" es conocida esta significativa pieza circulada posteriormente en forma de folleto, considerada como esencial en su obra, tanto por sus valores literarios como por las tesis allí expuestas, la que, sin duda alguna, aumentó el conocimiento de su persona y de sus ideas entre la intelectualidad y entre las autoridades gubernamentales de la región.

'Madre América' es una exposición organizada en dos secciones fundamentales en las que Martí traza un brillante y novedoso cuadro para su tiempo de las diferencias entre Estados Unidos y Latinoamérica desde la propia incorporación de ambas partes del continente, mediante la conquista europea, al sistema mundial que se iba creando entonces.

Al referirse al nacimiento del país del norte, alude a la emigración de los primeros colonos ingleses huidos de la persecución religiosa: 'De lo más vehemente de la libertad nació en días apostólicos la América del Norte.'

Continúa destacando cómo las Trece Colonias gozaron de amplios derechos y cómo pelearon cuando la metrópoli se los quiso limitar.

Mas el país independiente nació de este modo: 'El pueblo que luego habría de negarse a ayudar, acepta ayuda. La libertad que triunfa es como él, señorial y sectaria, de puño de encaje y de dosel de terciopelo, más de la localidad que de la humanidad, una libertad que bambolea, egoísta e injusta, sobre los hombros de una raza esclava, que antes de un siglo, echa en tierra las andas de una sacudida?'

Y con la Guerra Civil reaparecieron 'los factores que constituyeron la nación', en 'lucha por el predominio en la república y en el universo', 'el peregrino que no consentía señor sobre él' y 'el aventurero sagaz y rapante'.

En contraste, la América española surgió sobre el aplastamiento inmisericorde de los pueblos originarios y con un férreo sistema de dominación monárquica.

En el extenso relato martiano sobre esos pueblos, la independencia se alcanzó mediante una cruenta pelea en que aquellos marcharon juntos, con sus indios y sus negros, sin ayuda exterior: 'Sola, y como un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola.'

Y esas bases, a su juicio, aún se hacían sentir a finales del siglo XIX en Nuestra América, en plena confrontación en su interior con las ideas ajenas que impedían entender que, 'para ser natural y fecundo', esta parte de América debía comprender a todos los que se habían levantado a fundarla.

Para él, pues, Nuestra América vivía 'una crisis de elaboración', que la obligaba a actuar con originalidad, en función de sus propios problemas.

El discurso abre y cierra marcando la mirada del emigrado en Estados Unidos. Dice en la apertura, que aprecia que Nuestra América es 'más grande' que la del Norte, 'porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz'.

Y en el párrafo final expresa cómo los del sur que vivían en Estados Unidos, estaban allí para servir y honrar a Nuestra América, como hacía él al empujar por la unidad latinoamericana. Por eso él, alejado de Cuba por sus actividades patrióticas, terminó sus palabras declarando que a la vuelta a su tierra diría: '¡Madre América, allí encontramos hermanos! ¡Madre América, allí tienes hijos! (Tomado de Cuba Internacional No. 458)



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