Los enredos de Trump

Edited by Maite González Martínez
2020-04-17 07:56:12

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Foto / Reuters.

Por. Guillermo Alvarado

“Es peor que un crimen, es una estupidez”, habría dicho el controvertido político francés de los siglos XVIII y XIX Joseph Fouché, respecto a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cortar los fondos a la OMS en plena crisis por la pandemia de Covid-19.

Con la excepción de algunas mentes desequilibradas, de esas que siempre hay por allí, el rechazo a esta medida ha sido generalizado, tanto por gobiernos, organizaciones internacionales y personalidades.

En efecto, ¿a quién se le ocurre recortar una quinta parte del presupuesto a la organización que dirige la lucha contra la enfermedad a nivel global? Pero hacerlo con el pretexto de que no hizo lo suficiente para advertir del peligro del SARS-CoV-2, o de que manejó mal la crisis, es perverso y mentiroso.

Veamos que hizo Trump a lo largo de los recientes meses, o que no hizo, para ser más exactos. El 22 de enero en Davos, Suiza, le preguntaron si había preocupación por el   primer caso detectado en Estados Unidos y respondió: “No, de ningún modo…Es una persona que llegó de China y lo tenemos bajo control. Todo va a estar bien”.

El 24 del mismo mes tuiteó: “Todo saldrá bien”; cuatro días después dijo: “Johnson & Johnson creará la vacuna contra el coronavirus” y el 30 de enero, cuando la OMS declaró que la enfermedad era “una emergencia de salud pública de interés internacional, Trump repitió en Michigan que “lo tenemos todo bajo control”.

En la primera semana de febrero el departamento de Control de Enfermedades envió pruebas de coronavirus a todo el país, pero eran defectuosas. Pudieron usar las de la  Organización Mundial de la Salud, pero no lo hicieron y perdieron un tiempo valioso. Trump, no dijo nada.

Con aires de epidemiólogo, pronosticó el 10 de febrero que el virus, cuando empieza a hacer un poco de calor, desaparece milagrosamente. El 23 de ese mes la OMS advirtió que el virus estaba en 30 países y los casos se habían quintuplicado en tres semanas, pero el magnate no se inmutó.

“Estamos disminuyendo, no aumentando”; “va a desaparecer. Un día como un milagro, desaparecerá”, insistía el presidente. El 10 de marzo aseguró: “Pasará. Solo estén en calma. Pasará”. Ese día la OMS informó que ya había presencia en 100 países.

El tono continuó así, hasta que la tragedia le estalló en la cara, pero en lugar de reconocer sus errores, le cortó los fondos asignados a la Organización Mundial de la Salud y la acusó de no haber hecho nada para advertir del peligro de la pandemia. Crimen, o estupidez, usted dirá, amigo.



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