Por: Roberto Morejón

Algunos de los progresos alcanzados en los vínculos entre Cuba y Estados Unidos como el aumento de los viajeros hacia este destino están en reversión, y así se reafirmó durante una competencia deportiva en esta capital.

La cuarta edición del Triatlón de La Habana, un deporte olímpico que abarca natación, ciclismo y marcha terrestre, contó con 500 participantes de 32 países, pero el número de estadounidenses fue menor a 100, en contraste con casi 500 un año atrás.

Autoridades deportivas explicaron conocer de advertencias del gobierno estadunidense a sus nacionales para evitar su desplazamiento a la competencia.
Fue así porque el certamen se convocó en Cuba, un país al que la administración republicana encabezada por el presidente Donald Trump ha dirigido duros ataques verbales, acompañados del reforzamiento del bloqueo y la contracción de contactos oficiales.

Si bien era una “iniciativa” manejada durante su campaña electoral, Trump utilizó como arbitrario pretexto para dar un vuelco a los nexos con Cuba incidentes de salud alegados por diplomáticos estadounidenses.

En un guiño hacia los extremistas de la emigración de origen cubano en Miami, Trump quebró los esfuerzos hacia la normalización de relaciones, impulsados por Barack Obama.

A causa de esa obtusa política, se interrumpió una tendencia provechosa que permitió la rúbrica de 22 acuerdos en medio ambiente, combate al terrorismo, vuelos directos, entre otros.

En una cuerda próxima al paroxismo, la Casa Blanca retiró a la mayor parte de su personal de la embajada en La Habana y solicitó similar medida contra la representación cubana en Washington, y hoy los trámites de visas están semiparalizados.

El pretexto de esa orden extrema fue los alegados incidentes, llamados por la prensa estadounidense ataques sónicos, cuando se carece de evidencias de impactos en diplomáticos de esa nacionalidad.

Así lo destacaron legisladores demócratas de visita en La Habana la semana pasada, cuando instaron al regreso del personal a las embajadas respectivas.
Los visitantes verificaron la disposición de las autoridades cubanas a cooperar en las investigaciones sobre los aducidos incidentes y criticaron la reversión del proceso de normalización de relaciones entre los dos países.

Como parte de ese retroceso, el gobierno estadounidense endureció las restricciones de viaje. En ese contexto se registró la lamentable reducción de atletas
estadounidenses al Triatlón de La Habana, una fiesta para el sano ejercicio físico que une a los pueblos.

Nuevamente, el gobierno estadounidense coarta a sus nacionales desplazarse a donde desean, en este caso Cuba, un país seguro y cortés con todos los visitantes.