Más solidaridad con Venezuela ante la ola derechista en América Latina

Editado por Maite González Martínez
2018-04-12 08:52:05

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Por: Roberto Morejón

La VIII Cumbre de las Américas tiene lugar en Perú en medio del apogeo de la derecha en el subcontinente y el absolutismo del presidente estadounidense, Donald Trump, por lo que acosan a gobiernos y fuerzas progresistas.

Con la victoria electoral del candidato conservador Sebastián Piñera en diciembre último, Chile aportó el más reciente exponente de esa línea en la región.

Semanas antes se confirmó en Honduras la línea neoliberal apegada a las recetas de Washington.

Tras un polémico resultado en las urnas se imponía el presidente Juan Orlando Hernández, en detrimento del opositor Salvador Nasralla, quien denunció fraude.

En las elecciones legislativas de marzo pasado en El Salvador triunfó la derechista ARENA, Alianza Republicana Nacionalista, aunque gobierna el presidente, Salvador Sánchez, por el partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Luego de una década en el área con mayoría de gobiernos atentos a las conculcadas aspiraciones de los pueblos, prevaleció una ofensiva retrógrada que apeló a todas las herramientas para contrarrestar a los progresistas.

Entre ellas sobresalieron el fraude en Honduras, el golpe palaciego contra la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, campañas publicitarias costosas para confundir al electorado y el encausamiento judicial a personalidades clave.

Hoy lo vemos en Brasil cuando las oligarquías y los clanes corruptos se asocian a la derecha, el poder mediático y jueces venales para sacar del ruedo político al aspirante a la presidencia más popular, Luis Inacio Lula Da Silva.

En Venezuela han tratado de derrocar por cualquier vía al gobierno constitucional por representar una opción comprometida con las causas populares.

La derecha y la administración estadounidense decidieron abortar ensayos nacionalistas. A ese resultado han contribuido, desafortunadamente, divisiones en
grupos progresistas y el agravamiento de la corrupción.

Sin embargo, las fuerzas más honestas  NO han perdido esperanzas de que en 2018 la derecha continental retroceda, sobre todo en Brasil si a Lula le permitieran presentarse como candidato presidencial en octubre.

También hay expectativas en México porque el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador acude a los comicios de julio con un caudal de simpatías acumulado.

Más remotos son los anhelos en relación con Colombia y Paraguay. A pesar de la euforia de la derecha por sus avances en América Latina, la región vive un escenario dinámico como se pone de relieve en foros paralelos de la Cumbre de las Américas en Perú.

Esa energía debe volcarse en más solidaridad con Venezuela, una especie de línea roja para frenar a los fundamentalistas de derecha.



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