Por María Josefina Arce.
Si se habla de una Conferencia regional contra el terrorismo, la lógica indica que Estados Unidos y algunos de sus fieles seguidores en América Latina no deberían estar presentes, pues poco tienen que aportar al enfrentamiento a esa compleja problemática, cuando con su accionar contribuyen a su intensificación.
Pero lamentablemente a veces la lógica no funciona y en la Tercera Conferencia Ministerial Hemisférica contra el Terrorismo que ha tenido lugar en Colombia, uno de los asistentes ha sido Estados Unidos, responsable de las invasiones a Afganistán, Irak, Somalia y acciones armadas contra Siria, precisamente en nombre de esa supuesta lucha contra el terrorismo.
Un país que mantiene desde hace casi seis décadas un genocida bloqueo contra el pueblo cubano, al que intenta rendir por hambre y enfermedades.
Otro de los participantes ha sido el cabecilla de la oposición venezolana Juan Guaidó, quien además fue recibido por el anfitrión, el presidente colombiano, Iván Duque, en todo un show mediático como si fuera el mandatario de Venezuela.
Y ahí está una de las aristas del terrorismo que cada día Washington, seguido por algunos, pone en práctica, al alentar el caos y la desestabilización en países del área, cuando el gobierno legítimo no acomoda a sus objetivos hegemonistas.
Guaidó es, pocos lo dudan, un títere más en las manos de Estados Unidos, que mueve los hilos a su antojo para buscar el derrocamiento del constitucional presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, elegido en las urnas por la mayoría de los venezolanos.
Por eso no esperó mucho el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo para, en conferencia de prensa con Duque, referirse al tema Venezuela y amenazar con nuevas acciones.
Y si de incongruencias hablamos está la presencia en la cita de la OEA, Organización de Estados Americanos, cuando es bien sabido su triste papel en la región, con sus ataques a Cuba y ahora a Venezuela, contra la cual ha intentado justificar una intervención militar.
Pero la lista no termina ahí. Gobiernos que han empleado un uso excesivo de la fuerza contra manifestaciones populares por reclamos legítimos como Ecuador y Chile han sido igualmente participantes en este encuentro.
Y del otro lado del mundo ha venido nada más y nada menos como observador Israel, que cada día masacra al pueblo palestino y le niega su derecho inalienable a su tierra.
La participación de estos y otros personajes y gobiernos resta credibilidad a la cita hemisférica, ya de por sí bastante cuestionable por haber sido su sede Colombia, y parece una burla a aquellos que en realidad buscan la paz y el bienestar de sus ciudadanos, porque negarles sus derechos humanos es también una forma de terrorismo.
